Se trata de las variables que más impactan en el tema de los indicadores de pobreza y marginación que maneja Coneval, asunto que se ha convertido ya en el principal dolor de cabeza de la actual administración.
Para ser todavía más certeros, por fin, después de tres años de contar con esta valiosa información, el gobierno estatal utilizará la experiencia de Salvador Escobedo Soletto, hoy diputado local y quien fuera Secretario de Desarrollo Social estatal.
El atlixquense, especialista en temas de política social, tiene en sus manos el diagnóstico más preciso que pudiera tenerse en materia de pobreza y marginación.
Después de su paso por la coordinación del Programa Oportunidades, Escobedo cuenta con un padrón, casa por casa, del nivel de pobreza en la que vive una familia y sus necesidades específicas.
“Tiros de precisión” es el objetivo.
Cuando era parte del gabinete, puso toda esa valiosa información a disposición del gobernador y propuso orientar las nuevas directrices de la política social estatal hacia estas necesidades.
No lo pelaron.
En lugar de destinar los recursos necesarios para que esta estrategia funcionara, se privilegiaron los criterios electorales con los resultados de sobra conocidos.
Ahora, las prioridades cambiaron.
Después de haber ganado todo en lo político, parece ser que ahora sí llegó la hora de los pobres.
Desde su llegada a la Secretaría de Desarrollo Social estatal, Luis Banck Serrato tenía bien claras las razones por las cuales el gobernador Moreno Valle se lo quitó a Tony Gali y le dio la responsabilidad de operar la política social estatal en la segunda mitad del sexenio.
Más que un tema de superar la pobreza, o al menos tratar de evitar que ésta crezca, su tarea es modificar en tiempo récord los indicadores de marginación que ubican a Puebla como el tercer peor estado del país en estos rubros.
La próxima evaluación de Coneval será en el mes de agosto.
Tendrá que sacrificar ese idealismo que lo caracteriza en aras del pragmatismo que tanto repudia.
Ni hablar, no tiene de otra.
O en las palabras célebres de su ex amigo y hoy jefe, Rafael Moreno Valle:
¿Qué más podemos hacer?
