El juego del Knockout (K.O.) o ‘One-Hitter-Quitter’ es simple: un adolescente sorprende con un puñetazo en el rostro a un transeúnte seleccionado al azar, si la víctima cae inconsciente el agresor sumará un punto. Gana el participante que más puntos consiga.
La víctima paga, a veces, con la vida misma. La semana pasada periódicos de todo el mundo han alertado sobre el juego del K.O., porque ha cobrado las primeras vidas y al parecer se está extendiendo más allá de Nueva York y las zonas aledañas.
Algunos expertos como Catherine Bradshaw, directora adjunta del Centro Johns Hopkins para la Prevención de la Violencia Juvenil, consultada por Terra atribuyen el K.O. a la retroalimentación de conductas violentas a través de YouTube, videojuegos y películas.
Aunque no se tiene una cifra exacta de los casos de agresiones ocasionados por K.O. se piensa que las incidencias han sido más frecuentes de lo que se creían, porque los ataques se habían reportado a las autoridades bajo diversas tipificaciones.
Cuando se habla de conductas delictivas manifiestas en otros países es frecuente consolarse con el argumento de que éstas son en lugares distantes y que difícilmente llegarán a nuestro entorno, pero tratándose de Nueva York y los alrededores las cosas cambian.
Considerando la alta población de mexicanos y en particular de poblanos en Nueva York por simple asunto de probabilidad no podrían descartarse agresiones a connacionales en la Gran Manzana ni la migración de esa conducta a territorio nacional.
Aunque hasta ahora no se ha detectado una constante xenofóbica o racial, no puede omitirse ese hilo conductor. El sábado pasado el diario New York Post dio a conocer la agresión por K.O. de un grupo de jóvenes negros a Israel Blizovsky de origen judío.
Así que no sería extraño que ésta pudiera ser una forma de exacerbar el rechazo racial en contra de algunas víctimas seleccionadas entre los 13 millones de personas nacidas en México que viven en los Estados Unidos, según la población mexicana calculada en el informe de la División del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Si las estadísticas proporcionadas por DESA son de admiración, éstas palidecen si pensamos en la presencia mexicana en el país del norte, la cual se triplica si consideramos a las personas de origen mexicano nacidas en los Estados Unidos.
En el artículo “Puebla York: paisanos se apropian de NY” de UnionPuebla.mx se recopilan datos recientes de los censos practicados en Nueva York, por ello sabemos que la población total de aquel lugar es de 8 millones 175 mil 133 personas, de los cuales 2 millones 336 mil 76 personas son hispanos/latinos, de ahí 319 mil 263 personas son mexicanos.
Es tal la cantidad de poblanos que habitan en Nueva York que coloquialmente se le denomina a aquella urbe como “Puebla York” y a los poblanos residentes como “poblorquinos”.
El K.O está tomando niveles inesperados, por ejemplo, varios grupos de conservadores neoyorkinos han solicitado al presidente Obama adoptar un “posicionamiento” ante el K.O.
Si es cierto que el K.O. está tomando proporciones mayúsculas, valdría la pena que las autoridades mexicanas orientaran y alertaran a nuestros paisanos sobre cómo evitar agresiones por esta práctica retrógrada.
Por supuesto que las autoridades estatales mexicanas, en particular las poblanas, también deberían orientar a nuestros paisanos sobre el criminal K.O. a través de las oficinas de representación.
Como el fenómeno migratorio es una constante hacia los Estados Unidos, no podría descartarse la manifestación del K.O. en nuestro país. Estemos atentos.
