El alcalde poblano, Eduardo Rivera Pérez, forma parte de aquellos panistas que pretenden alejar del poder presidencial al PAN y ubicarlo en la órbita de una oposición real.
La semana pasada, incluso se reunió con Juan Manuel Oliva, ex gobernador de Guanajuato, y quien también pretende la candidatura a la presidencia del CEN blanquiazul.
Oliva también cree que es factible alcanzar acuerdos con Vázquez Mota y Ernesto Cordero para dejar solo a Madero.
El maderismo está confiado en el proceso de elección abierta, pues Gustavo renunciaría cuando se lance la convocatoria, lo que sería hasta febrero, tiempo ideal para consolidar una estructura respaldada por gobernadores, incluso priistas, y legisladores federales.
Según sus cuentas, en 29 de las 32 entidades del país se respaldaría su reelección. Dispone de la mayoría de la bancada panista en la Cámara de Diputados y se afirma que ya tiene el apoyo de 20 de los 26 senadores que llegaron a cobijar a Cordero.
Sin esta estructura, Vázquez Mota, Cordero y Oliva impulsarían una candidatura común para enfrentar al peñismo de Madero. Es cierto, entre Josefina y Ernesto hay diferencias desde la candidatura presidencial del 2012, pero ahora un enemigo los une: Gustavo Madero.
Esta alianza no es una buena noticia para el peñismo -que busca alentar las coaliciones solo desde el ejercicio del poder- y mucho menos para el gobernador Rafael Moreno Valle, quien respalda ya las aspiraciones de Madero para continuar en la tónica colaboracionista con el régimen priista.
Connotados personajes del poder poblano operan en esta lógica a espaldas del gobernador.
@AleMondras
