En realidad hay elementos para bosquejar un escenario futuro en el cual los otrora todopoderosos norteamericanos transiten por una situación de sometimiento chino.
En las últimas décadas mientras los Estados Unidos emprendían guerras en varias partes del mundo al mismo tiempo, y se deban el lujo de decidir el rumbo interno de naciones lejanas, la República Popular de China se amuralló, replanteó su organización interna y una vez fortalecidos emprendieron un voraz expansionismo que les ha llevado a roer el tuétano gringo.
Hace unas semanas, en el marco de una cumbre de líderes del Sudeste Asiático, el primer ministro de China, Li Keqiang, externó al secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, su preocupación por el endeudamiento público norteamericano.
El interés del primer ministro chino tiene sustento en una situación poco observada en México y el mundo: la deuda de Estados Unidos con China supera el billón de dólares.
En el año 2011 la deuda del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos con China alcanzó 1.153 billones de dólares.
La disparidad económica entre China y Estados Unidos se manifiesta también en la balanza comercial entre ambos países.
Según diversas publicaciones la batalla comercial entre Estados Unidos y China está siendo ganada por los segundos. Por cada 4 dólares que los estadounidenses gastan en bienes y servicios chinos, los chinos gastan un dólar en esos rubros.
Por otra parte, las reservas de oro chinas son las mayores del mundo con 2,65 billones de dólares frente a las estadounidenses de 150.000 millones de dólares.
Más allá de la adquisición de deuda pública norteamericana y del rebase chino – según un análisis de TheEconomist citado por actualidad.rt.com – “en más de la mitad de los 21 indicadores principales, incluida la producción de manufacturas, las exportaciones y la inversión fija”; inversionistas chinos están comprando cuanta propiedad se les presente en territorio estadounidense.
Una nota de actualidad.rt.com describe las adquisiciones chinas: “Los chinos compran bienes inmobiliarios no sólo en pequeñas ciudades, sino también en las principales urbes de EE.UU. incluyendo Nueva York. Además de las propiedades, han adquirido varias compañías, bancos y tierras ricas en recursos naturales… también están comprando apartamentos de lujo y planean gastar cientos de millones de dólares en proyectos comerciales y residenciales, como AtlanticYards en Brooklyn. Las empresas chinas ya alquilan oficinas en el EmpireStateBuilding y el nuevo WorldTrade Center”.
Ejemplo de lo anterior es la compra que la firma china Dalian WandaGroup hizo el año pasado de lo que era la segunda cadena de cines en el mundo, la norteamericana:AMC Entertainment.
También ejemplifica el expansionismo chino la adquisición por parte del Banco Industrial y Comercial de China – 70% de este banco pertenece al gobierno – de acciones en la división estadounidense del Bank of East Asia. Amén de la autorización que han recibido otros bancos chinos para ampliar su presencia en Estados Unidos.
A los escenarios anteriores habrá que sumar las medidas chinas para posicionar al yuan como divisa internacional.
China le está aplicando a los Estados Unidos una receta muy similar a la que Alemania le está propinando a buena parte de Europa, porque debido a la crisis financiera mundial sólo las potencias económicamente sanas están dejando fluir recursos como una forma de extender su dominio.
Por supuesto el éxito chino en gran medida se debe a que ellos se están asumiendo como un solo bloque mientras que los norteamericanos están siguiendo una estrategia dividida; una dirección toma el gobierno norteamericano y otra las empresas gringas que tratan de expandir su influencia.
¿Comprarán y prestarán los chinos hasta que casi todo en Estados Unidos les pertenezca?