1.- Hace décadas en Chichigüas Puebla, lugar de mi nacencia y de mi infancia, el ministerio público era toda una institución de carácter social. Ante él, la violencia denominada ahora pomposamente intrafamiliar, era presentada para que el la sancionara según su criterio personal.
1.1.- Algunas veces mandaba directamente al encarcelamiento al varón, y muchas pero muchas, ordenaba el confinamiento para las mujeres; que en la mixteca, sin que antropólogo alguno del rango que sea me desmienta, vivimos hasta esta fecha 2013 sujeto a los masculinos a la férrea voluntad del matriarcado, disfrazado de cuidados, amores o preocupaciones.
2.- Ante la misma representación se pactaban acuerdos entre enemigos, empeñando ambas familias su palabra de honor para no agredirse, toda vez que la medida era exterminar a todos los varones, llegado el caso de una colisión. Algunas veces, raras, pero existían, el homicida no huía sino que hacia frente a la penalidad pactada ante el MP.
3.- Entre amonestaciones, regaños, exhortos con lenguaje tomado de “El Quijote”, amenazas de encarcelamiento por días, meses y años, las comunidades alejadas de la burocracia de la procuraduría estatal, recibían raciones justicieras tan acertadas como para no calentar mayormente las naturales angustias locales nacidas de la miseria, de la falta de oportunidades, y ya no menciono de educación, caminos y salud.
4.- Fueron tan respetados estos representantes del poder ejecutivo, que ante la venganza de los pueblos contra la satrapía porfirista durante la Revolución Mexicana, en ninguna parte de donde llego la ola reivindicatoria, dejaron de ser respetados; ¿Qué les dio tan alta representación?: a.- La oriundez, pues eran parte de la misma sociedad. b.- La autoridad moral nacida de sus conductas juiciosamente imparciales, casi salomónicas. c.- La convivencia familiar, pues ahí residían. d.- Y eran poseedores de una gran dignidad, nacida de los valores que se practicaban nacionalmente.
5.- El océano de corrupción nacional en el cual navegamos sin duda alguna todos los mexicanos desde hace décadas, ha empequeñecido totalmente la autoridad social de los MP. Actualmente todos tienen fama bien ganada, de ser comprables o vendibles, no por algo las procuradurías federal, estatales o la del D.F., están imposibilitadas de generar averiguaciones previas fase “A”, con productividad, vocablo que une lo eficaz con lo eficiente.
6.- Estos recursos humanos no podrán avanzar jamás en sus carreras personales como profesionistas, ni les interesa, pues carecen de la educación moral, de la juiciosa imparcialidad, de la honradez, y desconocen gerencialmente sistemas de agenda personal, de agenda oficial, al mismo tiempo que ven su ejercicio como un trabajo, y no como un placer.
7.- El por qué de estas conductas, es debido en esencia:
7.1.- A que no existe en ningún estado de la República ni en el D.F., órgano alguno sancionador pues toda la administración de una forma o de otra usa la función para obtener cómodamente lo que al litigante honesto le cuesta trabajo.
7.2.- Pero aún más es tal la indefensión del litigante honesto, que se encuentra desarmado para realizar cualquier combate contra ellos, debido a que su proceso de orden académico, jamás ningún enseñante les oriento al respecto. No por algo decimos que “todos somos parte de la corrupción, como corruptores o como corrompidos”.
NUESTRA CASA.- El mole poblano es en esencia un auténtico platillo de corte criollo, difiere absolutamente de los moles oaxaqueños de color, de los del D.F., o de los estados centrales.
Nacido desde la época precolombina, durante el coloniaje, o mestizado, el dulzón servido en mesa digna con mantel y todo en el Hotel Colonial sigue siendo de los más sabrosos.