22-11-2024 05:02:17 AM

Felipe Matías Velasco, un mexicano universal

Por alguna extraña costumbre y hábito mental tendemos a no aquilatar justamente a quienes han aportado su esfuerzo en bien de la humanidad. Felipe Matías Velasco es uno de ellos.

¿Quién fue Felipe Matías para asegurar que es un mexicano universal?

Hace pocos años gracias a Luis Fernando Paredes Porras conocí e interactué con Felipe Matías Velasco. Al inicio de mi breve y distante amistad con Felipe me conformé con saber que era poeta y artista plástico, sólo con el paso del tiempo he ido descubriendo el encanto de su ser.

Felipe Matías Velasco, o “Lipe” como le llamaban sus amigos, nacióel 4 de junio de 1939 en Tuxtepec, Oaxaca.  Matías Velasco fue poeta y cronista costumbrista de Tuxtepec, Oaxaca, comunicador, filántropo y promotor cultural.

“Lipe” trabajó pictóricamente con piedras y bambús de la región, estas piezas se distribuyeron por el mundo.

Entre las aportaciones de “Lipe” destaca el poema “Flor de Piña” y la confección del huipil característico de la región de la Cuenca, piezas claves en el desarrollo de la Guelaguetza.

En los últimos años “Lipe” fundó su propia editorial, la cual sigue operando, e incursionó en los medios de comunicación a través de Sabersinfin.com y de medios locales con la conducción del programa de radio y televisión:“Préstame tu Recuerdo”.

Cuatro años antes de morir, “Lipe” organizó a otros amantes de la región para fundar el Instituto Cultural de Información del Sotavento Oaxaqueño (INCISO) a fin de identificar, proteger y potenciar el patrimonio tangible e intangible de la región del Papaloapan.

En julio del 2012 Felipe Matías fue declarado, por el gobierno del estado de Oaxaca, Patrimonio Cultural Viviente.

El pasado 1 de septiembre se cumplió un año de su partida. Hace casi un año, “Lipe” subió al escenario a versar con el público, después de haber declamado su poema “La Chingada” ocupó lugar entre los asistentes y en ese momento un fulminante infarto le quitó la vida.

A la par de desarrollar su talento en diversas áreas del saber, “Lipe” también cultivó destacadamente dos de sus inteligencias: la interpersonal y la naturalista.

En relación a la primera, su fraternidad le abrió las puertas de todos los corazones que le conocieron, y  vinculada a la segunda, su amor por el ecosistema le hizo un férreo defensor del río Papaloapan y un sanador afable de perros callejeros.

No obstante la presencia internacional de su obra artística y su profundo sentido humanista, Felipe Matías es universal porque encarna la síntesis del hombre pobre que no se regocija en su miseria, perpetuando con ello el fatal destino, sino vivifica los entornos precarios, los viste de amor y los nutre con estudio.

Felipe asciende a la felicidad no obstante sus circunstancias, en otras palabras, “Lipe” fue un ser con una profunda inteligencia espiritual.

“Lipe” no es el encumbrado intelectual hijo del sistema educativo formal, ni es aborto de esa cultura que en el fondo le da placer el dolor del “ya merito” o del “¡viva mi desgracia! “Lipe” se levanta, da de sí, se cultiva y se libera educando por contagio.

La grandeza de Felipe Matías se aprecia mejor sacándole del barrio que le vio nacer, crecer y morir; porque su cosmovisión aporta luz a sociedades como la nuestra que están muriendo por el odio, la avaricia y la cruel previsibilidad.

La vida y ejemplo de Felipe Matías no debe circunscribirse sólo a su lugar de origen, debe transcender nuestras fronteras: “Lipe” es herencia de México al mundo.

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