Cree que no requiere a nada ni a nadie.
Estima que ganó y los demás hicieron lo que les ordenó.
Así, todo lo que no se puede controlar, debe de ser eliminado, porque es un riesgo.
Y La Estrella lo es todo, lo único que requiere es gente a su alrededor que haga lo que le ordena.
El fenómeno psicológico es el de “grandiosity”.
Sin duda si tuviera problemas, buscaría un acercamiento y otras alianzas.
No obstante, el arquetipo tiende a la tiranía.
Hoy La Estrella se ve desde cualquier horizonte.
Cuenta la leyenda que se observa desde Los Pinos.
La Estrella estuvo bajo el fuego electoral.
Era factor de críticas que polarizaban entre la Puebla opulenta y la Puebla miserable.
Después de la putiza al PRI, candidatos y aliados federales, La Estrella iluminó todo.
Empresarios, políticos, periodistas y hasta críticos se forman para subirse a La Estrella.
En los medios poblanos no se deja de elogiar.
La Estrella seguirá ahí más allá del sexenio.
Y nadie lo puede, ni quiere remediar.
@AleMondras