Cualquier país tiene el derecho de aplicar las medidas y leyes permitir o no el ingreso de extranjeros, y que puedan establecerse en su territorio. Pero, en el caso de Estados Unidos, desde hace unas cuatro décadas tiene la fijación de levantar el muro para impedir el acceso de inmigrantes mexicanos; por un tiempo se frenó esta política sólo optó por reforzar la presencia de agentes de la Patrulla Fronteriza.
Cuando supuestamente se daba un ‘replanteamiento’ en la relación México-Estados Unidos, y en su visita a nuestro país el presidente Obama ofreció fortalecer el vínculo económico, un mes después su gobierno aprueba una presupuesto de casi 40 mil millones de dólares en diez años para duplicar los actuales 19 mil agentes de la Patrulla Fronteriza y colocar además otros tres mil 500 agentes de Aduanas.
Además, comprará 15 helicópteros, construirá unos mil 120 kilómetros de bardas fronterizas y comprará aviones no tripulados (drones) para que haya cuatro en constante vuelo en la zona.
Fue el pasado domingo cuando la Cámara estadounidense aprobó esta media, y no fue sino hasta el martes cuando el gobierno de México reaccionó y respondió que “…las bardas no unen. Las bardas no son la solución al fenómeno migratorio y no son congruentes con una frontera moderna y segura”, según lo señaló el canciller mexicano José Antonio Meade.
La disposición de reforzar el muro es con el interés de que los republicanos voten a favor de la reforma migratoria propuesta por Barack Obama.
La votación de la Ley migratoria en el Senado estadounidense será este jueves o viernes, y el interés es que se resuelva parcialmente el problema antes del 4 de julio, Día de la Independencia de EUA; aunque la votación de la Cámara de los Representantes sea después de esa fecha.
Es obvio que la reforma beneficiará única y exclusivamente los inmigrantes ya asentados en Estados Unidos, no sólo latinos sino de diversos orígenes, aunque los primeros son los más numerosos. El muro, en tanto, afecta e insulta a los mexicanos de este lado.
Incluso, antes de que la ley fuera enviada al Congreso hubo un fuerte cabildeo de diversos países para que se ampliaran la cuota anuales para sus emigrantes, de visas, como el caso de Canadá, Corea del Sur y varios más; México no hizo ningún movimiento en ese sentido.
Supuestamente el gobierno de Peña Nieto tiene el interés de mejorar las condiciones económicas de los mexicanos; por ello las reformas que ha propuesto y propondrá en breve para reactivar el mercado interno, impulsar la producción, el empleo, combatir la pobreza y el hambre.
Tales medidas cumplirán con el objetivo cuando la economía mexicana crezca a un nivel superior al 4.0 por ciento de forma sostenida, y en la misma media que los mexicanos no tengan que migrar a Estados Unidos.
Habrá que esperar cómo queda la Ley migratoria que apruebe la Cámara de Senadores de EUA este jueves o viernes; pero más interesante será la reacción del gobierno de México cuando ello ocurra, después que de forma tardía y muy tibia cuestionó el muro en la frontera norte.
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