De 2000 a 2010, la clase media en el país, contabilizada en términos de hogares o personas, pasó de 38.4 a 42.4 por ciento de la población, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Al dar a conocer cifras preliminares sobre las clases sociales en México en la primera década del siglo XXI, indica que en 2010, 42.4 por ciento de los hogares, donde vivía 39.2 por ciento de la población total del país, pertenecía a la clase media.
Subraya que en términos absolutos, a nivel nacional la clase media sumaba 12.3 millones de hogares y 44 millones de personas, de las cuales, tres cuartas partes se concentraba en áreas urbanas.
El organismo informa además que 2.5 por ciento de los hogares mexicanos era de clase alta y donde vivía 1.7 por ciento de la población del país.
En tanto, abunda, 55.1 por ciento de los hogares -donde desarrollaba su vida 59.1 por ciento de la población mexicana- integraba la clase baja.
El organismo aclara que estos datos forman parte de una investigación que realiza sobre la magnitud de las clases sociales en México en la primera década del siglo XXI, basándose en datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2000 y 2010.
De esta forma, detalla que mientras en el ámbito urbano, la clase media en 2010 ascendía a 50.1 por ciento de la población mexicana -47 por ciento de los hogares-, en el medio rural esta proporción era de 28.1 y 26 por ciento, respectivamente.
Expone que al seleccionar al azar un hogar de clase media, “lo más probable” es que éste cuente al menos con computadora y gaste alrededor de cuatro mil 400 pesos al trimestre por consumir alimentos y bebidas fuera del mismo.
Asimismo, anota, existe la posibilidad de que en ese hogar se tenga tarjeta de crédito, un integrante inserto en el mercado laboral formal, lo encabece alguien que con escolaridad mínima de media superior y que su estado civil sea casado, conformando una familia de cuatro personas.
También es probable que quienes viven en hogares de clase media trabajen en el sector privado y que sus hijos asistan a escuelas públicas, abunda.
Para efectos del estudio, el Instituto aclara que clase social baja no es sinónimo de pobreza, dado que no necesariamente todos los miembros de este segmento se ubican debajo de un umbral normativo de ingresos y de acceso a bienes y servicios públicos que les impida ejercer sus capacidades básicas sociales.