“La ciudad educadora
siempre está auto desarrollándose,
esa naturaleza humaniza”.
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La visión que sustenta a las ciudades educadoras es una respuesta a las limitaciones emergentes de los sistemas educativos formales y atiende a la creciente explosión demográfica urbana mundial.
Educación formal
Limitar la educación de los seres humanos a la modalidad formal es una práctica recurrente de los gobiernos y de amplios sectores, inclusive especializados en el tema.
La educación formal es el sistema formativo estructurado y reglamentado por las autoridades de un país, comprende desde la preescolaridad hasta posgrado. La educación formal está estructurada en niveles que se concretizan cada uno de ellos en curricula oficiales.
Una de las características de las últimas décadas es la acelerada transformación del conocimiento y el surgimiento caótico de nuevos saberes. Mientras la transformación de la realidad es explosiva, en el ámbito educativo formal la actualización de los planes y programas de estudio tiene que pasar por una larga y lenta transformación, esto ocasiona que una vez aprobados tengan que reconsiderarse nuevamente porque la realidad social ya cambió.
La explosión de las urbes
Con el devenir cada vez mayor número de comunidades rurales se transformaron en zonas urbanas.
En 1900 sólo el 10% de la población mundial vivía en ciudades, ahora, por primera vez la mayoría de las personas vive en ciudades (Banco Mundial/2011), para que dimensionemos la situación cada año aproximadamente 60 millones de personas alrededor del mundo pasan a vivir en ciudades (FAO/2010).
La explosión demográfica en las ciudades y el empobrecimiento de las zonas rurales han ocasionado el recrudecimiento de problemas: cinturones de pobreza, discriminación, analfabetismo, violenciay repunte de enfermedades que se creían erradicadas.
Ciudades educadoras
Frente a la insuficiencia de la educación formal y ante el creciente engrosamiento de los espacios urbanos emerge la visión conceptual de las ciudades educadoras.
En 1990 se celebró en Barcelona el I Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, derivado de dicho congreso se elaboró la Carta de Ciudades Educadoras, la cual se fundamentó en la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948); en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966); en la Convención sobre los Derechos de la Infancia (1989); en la Declaración Mundial sobre Educación para Todos (1990), y en la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural (2001) (bcn.cat)
La ciudad educadora se sostiene en una relación simple, pero decisiva: las personas humanizan a la ciudad y las ciudades ciudadanizan a las personas, de tal manera que cuando los seres humanos se vinculan en y a través de entornos públicos formativos propician su humanizacióny los espacios dejan de ser sólo conjuntos de asfalto y concreto para adquirir dimensiones éticamente intencionadas, es decir: espacios públicos formativos.
Como se asienta en la Carta de Ciudades Educadoras, una ciudad es educadora por el compromiso que asumen autoridades y habitantes para detonar entornos con vocación formativa que permita desarrollar los talentos y capacidades de las personas.
Por supuesto que los espacios formativos de las ciudades educadoras van madurando y consolidándose en relación al progreso que colectivamente van asumiendo las personas.
Del vínculo entre habitantes de la ciudad y sus autoridades los parques y jardines dejan de ser meros espacios verdes para convertirse en escenarios de teatro, danza, lectura, pintura, etc. al aire libre.
En las ciudades educadoras las calles además de cumplir la función de vías de desplazamiento y comunicación adquieren la cualidad de museos vivos, de espacios de encuentros intergeneracionales, de sendas históricas o culturales intencionadas entre otras orientaciones que sólo los habitantes van descubriendo con el paso del tiempo.
Las ciudades educadoras se han organizado en torno a la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras (w10.bcn.es), las une el compromiso de cumplir y promover el cumplimiento de la Carta de Ciudades Educadoras y en términos generales realizar progresos en torno a los postulados filosóficos de la ciudad educadora.
La vivificación de espacios con orientación formativa origina el surgimiento de expresiones que van más allá de las instituciones educativas formales porque no son orientados por un currículum preestablecido sino por intereses que emergen al interior de la propia sociedad.
Consideraciones
Una ciudad no es educadora exclusivamente por el número de instituciones educativas formales que están asentadas en su territorio, sino por las relaciones formativas entre los ciudadanos consigo mismos y sus autoridades.
Una ciudad tampoco es educadora por“decreto”; se convierte en educadora cuando son progresos reales, constantes y sostenidos que han trascendido a varias administraciones locales.
La orientación de las políticas públicas de una ciudad en torno al modelo de ciudad educadora debe estar contemplada en las leyes locales, esto a fin de que no quede la continuidad esa dirección al estado de ánimo, ocurrencia o conveniencia electoral.
El modelo de ciudad educadora debe nutrirse y emerger de los intereses de los propios ciudadanos, pero deben estar contrastados con experiencias internacionales y responder a una visión glocal.
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(abelpr5@hotmail.com) (México, 1970) poeta, escritor, comunicador y doctor en Educación Permanente. Dirige