18-05-2024 03:40:02 PM

Transformando México

He participado en asambleas nacionales del PRI desde la XI, es decir, desde la década de los 80as. En las primeras como militante-delegada fraternal, en otras ya como delegada y en las últimas, como delegada integrante de algunas de las Comisiones de Estudio y Dictamen. En esta última la XXI Asamblea Nacional que concluyó trabajos el fin de semana, en la Comisión Nacional de Dictamen de la Mesa de Estatutos.

Esta experiencia, me ha permitido dar cuenta de que cada una de ellas, ha respondido, en su momento, a los diversos contextos políticos en las que han sido convocadas, pero todas, forman parte de la historia de este partido político nacional.

Hace poco, el hoy Secretario de Organización del CEN del PRI José Encarnación Alfaro, publicó un análisis de las Asambleas Nacionales del PRI del período 1979-2008, este análisis, nos permite entender las particularidades de cada una; desde aquellas en que se conocía acerca de temas fundamentales para el país, hasta aquellas que fueron una refundación estructural del PRI; resaltando también las que ideológicamente se dieron, pasando a la doctrina del liberalismo social, que sustituyó al nacionalismo revolucionario y llegando a inscribirlo en la corriente de la social-democracia.

Así pues, en las Asambleas Nacionales se conocía, de la postulación de candidatos a la presidencia de la República, de la reforma política de la década de los 70as; se analizaban los informes de los presidentes de la República, se elegían o ratificaban las dirigencias nacionales; se aplaudía el surgimiento de México como país petrolero; pero también se debatía sobre las crisis económicas y sus impactos; sobre la nacionalización de la banca; de la exigencia de democratización interna, que introdujo la consulta a la base para la selección de candidat@s y después para los dirigentes; sin olvidar la reivindicación de las causas sociales, la transformación en distintos momentos de la organización de las mujeres y jóvenes,  la creación de las distintas categorías: miembros, militantes, cuadros y dirigentes, el surgimiento  del Consejo Político Nacional, de la Comisión Política Permanente, Comisión de Procesos Internos, la derrota electoral del 2000; en fin, muchos más, que demuestran la  vigencia permanente del PRI, desde 1929.

La historiadora Alicia Tecuanhuey, en un Foro de Análisis “El PRI: el trasfondo de los retos del siglo XXI” organizado por la Fundación Colosio en 2006, convocado, justamente para analizar esa etapa difícil del PRI y de México, durante los gobiernos federales panistas;  refería  “No hay duda de que la mayoría de los analistas europeos y norteamericanos en el pasado reciente y en el lejano han sentido un gran respeto por el sistema político pos revolucionario que el PRI contribuyó a sostener y reproducir durante setenta años hasta que perdió la hegemonía en el 2000” y abundaba “Este sistema había logrado impulsar el crecimiento económico, la estabilidad política y también había dado cuenta de tener capacidad para dosificar el cambio y absorber el conflicto social y político en México” en contraste con lo que entonces ocurría en otros países latinoamericanos; hasta que el modelo se agotó, viene un momento de ruptura y se pierde la presidencia de la República en dos ocasiones.

Y en ese mismo análisis de la Dra. Tecuanhuey mencionó la necesidad de transformación del PRI que -dijo- “impone combatir sus propios mitos y reorientar tanto su organización como su papel en el México contemporáneo (…) el PRI se enfrenta ante el reto de adecuarse como un partido moderno y eficaz para concurrir a la competencia por el poder disputado (…)”

Doce años pasaron en los que el PRI no fue gobierno y hoy, habiendo recuperado la Presidencia de México “Triunfamos sin triunfalismo; ganamos sin derrotar a nadie; recuperamos la presidencia sin arrebatos de fuerza”; el PRI se alistó a iniciar el proceso de renovación combatiendo nuestros propios mitos y reorientando nuestra organización, en ese gran reto de adecuarse como un partido moderno “hacer más sencilla, ágil y abierta la vida interna, para que el partido sea más eficaz, además, actualizamos nuestra posición respecto a los grandes retos nacionales” señalaba  el actual presidente del PRI César Camacho.

Y abundaba: “Hicimos conciencia de que debemos romper ataduras que se convirtieron en atavismos” se ensancharon los espacios de participación de jóvenes y mujeres; se trabajó en “hacer un PRI más vigilante de sus militantes convertidos en autoridades para exigirles un desempeño apegado a la legalidad”  sin perder en ningún momento de vista las aspiraciones de justicia social, de un programa nacionalista y democrático, que permitirá al PRI “ser un partido programático no pragmático”

Muchos momentos, muchas etapas, una nueva dio inicio con la XII Asamblea Nacional, al definir el perfil que se requiere en el contexto actual, al fijar una posición clara en relación a la convivencia democrática  y al encarar con definiciones la nueva realidad del México de hoy.

La historia se sigue escribiendo.

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