“En algún lugar que podría estar cerca de cualquier lugar, un joven decidió un día alcanzar la luna con una piedra. Cada noche, el joven lanzador de piedras lo intentaba incansable hasta que la fatiga lo vencía. Al conocer su historia, todo el pueblo se mofó de él. El muchacho no tardó en convertirse en objeto de todo tipo de burlas y desprecios, a los que nunca hizo caso. Al llegar la noche, lanzaba piedras tratando de acertarle a la luna. Como es lógico, nunca logró alcanzarla, aunque siempre tuviera de compañera de trasnoche a la esperanza. Pero nadie, ni siquiera quienes ufanos alardeaban pasar el río en el primer intento, nadie fue capaz de lanzar las piedras tan lejos… como el joven que trataba de pegarle a la luna”.
Esta metáfora es aplicable a muchas facetas de nuestra vida, pero hoy, en este espacio, nos enfocaremos al tema social.
Estamos nuevamente en la antesala de un proceso electoral histórico (antes de que mucho logren digerir el anterior) y al igual que las elecciones federales pasadas estos comicios se desarrollan en un panorama inédito, pues por única ocasión vamos a dar chambas de Presidente Municipal por cuatro años ocho meses y de Gobernador por año ocho meses.
Y como, afortunadamente, se está haciendo más común en cada elección, los ciudadanos están expresándose, empero, aunque ese ejercicio de por sí es ya una catarsis emocional muy saludable para quien lo realiza, en el plano social, que es en el que estamos aterrizando en este momento, hablar no es suficiente para mejorar las cosas. Por eso mismo, desde nuestra trinchera, le estamos apostando a la generación de una conciencia cívica que incite a la participación organizada de la ciudadanía, con el único propósito de lograr un cambio radical que mejore la calidad de vida de la mayoría y de que se reacomode el orden de los poderes, para que sea el Ciudadano el que en realidad guíe el destino de este país, no el poder y ambición de unos cuantos.
Muchos termómetros nos indican el estado de inconformidad en la que vivimos la mayoría de los mexicanos. Sin embargo, la misma historia nos ha enseñado que las ideologías se derriten al contacto con el poder, así como la nieve al contacto con el sol.
Necesitamos romper este círculo vicioso en el que nos hemos enredado elección tras elección, para eso, nos urge, como sociedad, eliminar de nuestra cultura esa apoteosis absurda hacia los candidatos, que lo único que logra es endosarles un poder y un estatus que nos pertenece a nosotros.
El compromiso social es difícil, sobre todo dentro de un sistema poluto que de facto se antepone al ejercicio correcto del poder, más por costumbre que por ley.
¡Todos exigimos responsabilidad!… ¿Pero cuántos estamos dispuestos asumirla?
Todos dependemos de todos, todos tenemos que ver por todos. Todos somos responsables.
Si, esto suena utópico, probablemente lo es tanto como lanzarle piedras anuestro satélite natural, motivo por el cual, quienes estamos luchando por ver materializada esta evolución de la democracia mexicana somos blanco de burlas, críticas y descalificaciones, lo que por momentos desanima, cansa y desespera, pero, paradójicamente, al mismo tiempo, todo esto nos da más fuerzas para continuar con paso firme sin apartarnos del derrotero trazado por nuestras convicciones.
Pase lo pase, yo seguiré intentando pegarle a la luna… ¿y tú?
José María Pumarino: Escritor, caricaturistas y empresario. Ceo/Senior Partner de Bushido.mx
