La reciente crisis económica desalentó a miles de personas a irse al vecino país del norte, porque no había empleo; y en México ello significó una presión en el rubro de empleo y subempleo, independientemente de otros factores.
Una reforma migratoria sin la opinión -por lo menos- de México, podría llevar a disposiciones inequitativas, y que de forma indirecta puedan afectar las políticas del gobierno mexicano.
La propuesta de Obama podría significar la oportunidad para mejorar las relaciones bilaterales para que no sólo se aborde el aspecto migratorio sino las diversas áreas con las que se vincula dicho tema.
No hay que olvidar que la reforma para Estados Unidos no sólo significará un mayor presupuesto para atender ya oficialmente a esos millones de personas, sino también ingresos seguros (vía impuestos) para el gobierno.
Es decir 11 millones de personas se sumarían a la economía formal.
De acuerdo a datos del Censo de 2010 en Estados Unidos y un análisis del Pew Hispanic Center, actualmente hay 40.4 millones de personas que son inmigrantes de diversas naciones, de estos 11 millones 100 mil son indocumentados
Del total de inmigrantes (documentados y no documentados) el 50 por ciento son originarios de Latinoamérica y el 27 por ciento de Asia.
El problema se torna más complejo en la medida en que no solo emigran los adultos con sus pequeños, sino que están los pequeños ya nacieron en territorio estadounidense, y que indocumentados o no demandan de servicios y empleo.
En los tres últimos años ha ido en descenso la inmigración, sobre todo de mexicanos, ante las severas medidas aplicadas por el gobierno federal y varios estatales en contra de los indocumentados.
Es obvio que quienes ya se encuentran, en territorio estadounidense difícilmente querrán retornar a México, sobre todo las nuevas generaciones (los menores de edad nacidos en territorio mexicano, y los que ya nacieron en el país del norte), su interés está en los términos en que se apruebe la reforma migratoria.
Sin embargo, buena parte de ellos mantendría los vínculos con familiares, amigos o hasta por negocios con México, de ahí que las medidas que se apliquen pueden repercutir en nuestro país.
La reforma migratoria tendrá repercusiones políticas, económicas y sociales para México, porque Obama sólo estará cuatro años más, y ya no habrá otra oportunidad favorable para que México replante la relación bilateral.
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