Cuantas veces no se han solucionado todos los problemas de nuestro trabajo, colonia, ciudad, país y hasta del mundo, en una sobre mesa, un café o un bar… ¡Muchísimas! Pero después, tras terminarse la chorcha, ¿quién hace algo, quién se arma de valor para inyectarle acción a sus palabras?… muy pocos.
El síndrome de “Zopilotes Estreñidos” (siempre planear y nunca obrar) es, desafortunadamente, tan común en nuestra sociedad que cuando a un pobre inadaptado social se le ocurre la infame idea de trabajar por un cambio y lo hace, es más frecuente que sea visto con recelo, censurado y hasta calumniado, antes de conseguir que alguien más lo secunde. Y es que, sin duda alguna, es más fácil condenar que conocer, más fácil criticar que inmiscuirse, más sencillo juzgar que comprometerse y más fácil coger que amar (la connotación sexual se sale un poco del contexto, pero también es cierto).
Por cada persona que se lanza al ruedo hay miles sentadas cómodamente en las tribunas, pendientes de lo que haces, sin que eso signifique contar con su apoyo. Si tu faena es gloriosa, sobraran hombros y brazos para cargarte, si caes, si te embisten, si el toro y la vida te meten una buena cogida, pocos serán los que salten en tu ayuda, pues para la mayoría tu “fracaso” será un bálsamo, una justificación lírica a su cobardía que, en el momento que tú muerdas tierra, cambiará de nombre y le llamarán “prudencia”. Y los golpes que recibas los verán justos y merecidos por tu soberbia, por tu altivez, por creer que podrías hacer la diferencia.
Empero, no sé tú, pero yo, prefiero mi constante estado de inconformidad que me acicatea a intentar aportar algo para un cambio radicalmente positivo, por muy idílico e ingenuo que parezca, que el banal estado, “supuestamente cómodo”, del valemadrismo social en el que muchos han puesto a dormir sus ideales. Prefiero mi amplia ignorancia que me invita a conocer más, que la omnisciente sabiduría de algunos insoportables “poseedores de la verdad”, que tienen el descaro de mirar por encima de su hombro a las víctimas de sus propios errores.
Se avecinan tiempos políticos en los que, como ciudadanos, necesitaremos inmiscuirnos y tomar decisiones que afectarán directamente nuestra calidad de vida y la de nuestros hijos, por lo que ahora, más que nunca, debes de estar consciente de que, si tú no trabajas por hacer realidad tus sueños, alguien más te utilizará para hacer realidad los suyos, como muchas veces ya lo han hecho.
El escenario está listo… ¿Vas a ser actor, marioneta o espectador?
José María Pumarino: Escritor, caricaturistas y empresario. Ceo/Senior Partner de Bushido.mx