22-11-2024 07:47:00 PM

“Belisario Domínguez, Ernesto de la Peña Muñoz: servidores de nuestra Patria”

Desde 1953 en que fue instaurada, se entrega  cada año la Medalla Belisario Domínguez  en el Senado de la República para “premiar a hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad”

Desde su instauración ésta máxima condecoración ha sido entregada a 60 destacados mexicanos, de los cuales 5 han sido mujeres: Rosaura Zapata (1954), María Hernández Zarco (1963), María Cámara Vales Vda. De Pino Suárez  (1969), Maria Lavalle Urbina (1985), Griselda Álvarez (1996).

Pero en muchas ocasiones se desconoce a qué se debe que ésta medalla lleve el nombre de Belisario Domínguez y porqué fue creada en el Senado de la República en Decreto del 3 de enero de 1953, enviado por el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines.

Belisario Domínguez, chiapaneco de origen. Médico de profesión, era Senador de la República, justo cuando Victoriano Huerta “usurpa el poder ejecutivo” iniciando con ello, una serie de acontecimientos considerados por especialistas como “uno de los períodos más confusos y turbios de nuestra historia”. El Senador Dr. Belisario Domínguez, exigió la lectura en sesión del Senado de dos discursos (23 y 29 de septiembre de 1913) que ninguna imprenta quiso publicar, solamente una joven la Srita. Maria Hernández Zarco; y  ningún medio de comunicación quiso difundir; en los que expresaba muy claramente su indignación con claridad, pero con una gran contundencia, en contra del actuar de  Victoriano Huerta, en una de sus partes expresaba:

“ (…)Durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se ha hecho nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la república es infinitamente peor que antes: La Revolución se ha extendido en casi todos los Estados: Muchas Naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse a reconocer su gobierno, por ilegal; nuestra moneda encuéntrase despreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa entera de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad; nuestros campos abandonados; muchos pueblos arrasados y por último, el hambre y la miseria en todas sus formas amenazan extenderse rápidamente en toda la superficie de nuestra infortunada Patria (…)”.

Y convoca a esa Representación Nacional a cumplir con su deber y “(…) deponer de la Presidencia de la República a D. Victoriano Huerta” (…) “La Patria os exige que cumpláis con vuestro deber aún con el peligro y aún con la seguridad de perder la existencia (…)”.

Y eso fue justamente lo que le sucedió a Belisario Domínguez.  En represalia policías federales lo aprehendieron y en el cementerio de Xoco, en Coyoacán lo asesinaron y sepultaron su cadáver, algunos biógrafos  señalan que le fue cortada la lengua para ser entregada a Victoriano Huerta.

El Senado reaccionó declarándose en sesión permanente hasta conocer el resultado de la investigación urgente que se exigió a Victoriano Huerta. La muerte del doctor Belisario Domínguez contribuyó a la caída del tirano Huerta. En honor a este mártir de la democracia en México la medalla lleva su nombre.

En esta semana recibe la medalla post mortem Ernesto de la Peña Muñoz, escritor, lingüista, políglota, académico, humanista, filólogo, traductor y promotor cultural mexicano, que dominaba 33 lenguas y era miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, todo un erudito mexicano, que obtuvo en vida un sinnúmero de premios y que sin duda tiene el grado eminente para recibir ésta medalla.

Ernesto de la Peña, en un discurso pronunciado  en 2007 expresaba (…) Todo ser humano lleva dentro de sí, por censurable o vil que sea, una zona de verdad, de luminosidad de trascendencia. Poca trascendencia tendrían mis esfuerzos en el terreno literario si no pretendieran encontrar eco y respuesta entre los jóvenes. Jamás he de olvidar el ejemplo amable, sabio y bondadoso de Alfonso Reyes, uno de los humanistas más cabales de nuestro México (…) de una prosa elegante y temperamento jovial. Para Don Alfonso la cultura era un festín inagotable  y aleccionador. Comulgo cabalmente con esta idea y nada me sería más grato que sembrarla en las jóvenes generaciones: no hay imaginación ni realidad virtual que sobrepase los vuelos de la creación intelectual”

Belisario Domínguez en ese memorable discurso del 29 de septiembre de 1913 escribió  al final del documento una nota: “Nota: Urge que el pueblo mexicano conozca este discurso para que apoye a la Representación Nacional; y no pudiendo disponer de ninguna imprenta, recomiendo a todo el que lo lea que saque cinco o más copias, insertando también esta nota y las distribuya a sus amigos y conocidos de la capital y de los Estados. ¡Ojalá hubiera un impresor honrado y sin miedo!”

A décadas de distancia de este hecho histórico, el gran humanista Ernesto de la Peña,  días antes de fallecer  -10 de septiembre-  expresó en una conferencia en el Colegio de México:  “Es una realidad, para desgracia de todos, invadida por el crimen, por la corrupción, la lenidad, la inseguridad, por crisis económicas, por disensiones de partido. No creo recordar un sólo momento de crisis más grave que la actual”.

Belisario Domínguez, Ernesto de la Peña, dos hombres, dos épocas y ambos sin duda,  en grado eminente, “servidores de nuestra Patria”.

Correo electrónico: rociog@prodigy.net.mx

Facebook: Palabra de Mujer Atlixco

Twitter: @rgolmedo

About The Author

Related posts