Y ahora, a 42 días de concluir, la administración federal decide demandar un panel de controversias contra China, el cual deberá llevar el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Durante varios años, los industriales textileros -principalmente- presionaron y presentaron pruebas de la competencia desleal de China, no sólo es el bajo salario que pueda pagar a la mano de obra, sino diferentes tipos de subsidios que benefician directamente a los fabricantes y bajan su costo de producción, tales como: financiamiento preferencial, devolución de dinero, exención de impuestos, subsidios para toda la cadena hilo-tela-prenda, entre otros.
Tan sólo el año pasado México importó textiles chinos por 1,074 millones de dólares y sólo exportó 88 millones de dólares, según datos de la Secretaría de Economía.
Ante la presión de los textileros, el pasado 18 de octubre el gobierno de Calderón no tuvo más que llamar a negociaciones a China, y en consecuencia, a que se instale un panel de controversias ante la Organización Mundial de Comercio, para que el gigante asiático elimine tales subvenciones, al tiempo que México pueda aplicar cuotas compensatorias a los productos.
Desde Vicente Fox se cuestionó la invasión china a México, en 2005 se optó por aplicar cuotas compensatorias de hasta mil por ciento a productos de 16 sectores productivos, como textiles, zapatos y juguetes, que disminuyeron de forma gradual hasta ser eliminadas en diciembre de 2011. Aunque, también en ese periodo no todas las empresas se prepararon para estar en condiciones de competir.
El gobierno de Calderón siempre dijo que la mejor política industrial es que no hay política, sino que dejar que la industria opere y compita sola y de forma abierta dentro y fuera del mercado.
La actual administración no entendió que en comercio internacional no sólo es abrir las fronteras y firmar cuanto acuerdo se le ocurra, sino que debe propiciar la eficiencia de la planta productiva y aplicar una serie de políticas económicas que apoyen a los sectores productivos.
Resultado de esa política de abrir fronteras de forma indiscriminada cerraron cientos de empresas de todos los sectores, se perdieron miles de empleos y el mercado mexicano se inundó de productos baratos y de baja calidad.
El propio gobierno atentó contra la industria nacional; actuó en su contra al abrir fronteras.
Misma actitud asumió con el agro, con el pretexto de bajar el costo permitió cupos elevados de azúcar, frijol, granos y otros, en lugar de respaldar al campo mexicano. Ahora el país importa el 60 por ciento de todo lo que consume de alimentos.
Y a unos cuantos días de concluir funciones, el gobierno de Calderón da un viraje a regañadientes y llama a consultas a China específicamente en materia de textiles.
Las negociaciones ante la OMC deberá llevarlas el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto, que ojalá y haga una adecuada defensa de la industria nacional, para que finalmente se le ponga un freno a la competencia desleal asiática, al tiempo que defina una política industrial nacional, que se refleje en mayor producción, empleos y mejores salarios.