El 17 de octubre se cumplieron 59 años de que a las mujeres mexicanas se nos reconoció como ciudadanas.
En Puebla, como en todos los estados de país, se realizaron actividades para recordar esta fecha. En el busto de Carmelita Caballero de Cortes, se llevó a cabo la ceremonia, con una ofrenda que se colocó en honor a ella y el evento que recordó la lucha por el voto femenino que inició desde el siglo XIX en el mundo y que tuvo la aportación de muchas mujeres y hombres, y que en Puebla recordó a una de las mujeres pioneras en estas luchas como lo fue Bertha Yeverino Muñoz.
Hoy resulta tan “natural” que las mujeres acudamos a las urnas los días de elecciones, que se olvidan hechos que vivieron las mujeres que integraron estos movimientos, como el que de nada sirvió su participación activa en la lucha armada; el constituyente del 1917 no modificó el artículo 34, que permaneció igual que en la Constitución de 1857; o, cuando en 1917 Hermila Galindo y Edelmira Trejo enviaron al Congreso Constituyente petición sobre la igualdad de derechos políticos para la mujer, rechazada por supuesto, con argumentos como “(…) En el estado en que se encuentra la sociedad, la actividad de la mujer, no ha salido del círculo del hogar doméstico, ni sus intereses se ha desvinculado de los miembros masculinos de la familia, no ha llegado a romperse entre nosotros la unidad de la familia, como llega a suceder en el avance de la civilización, las mujeres no sienten la necesidad de participar en asuntos públicos, como lo demuestra la falta de todo movimiento colectivo en este sentido.”
Como olvidar también la suma de hombres a esta exigencia, como Luis Cabrera que expresaba “No ya como mera concesión graciosa; no ya como prenda de nuestra generosidad y desprendimiento de instruir el voto femenino. Es un derecho de la mujer tan legítimo como el de hombre en participar en la vida pública, Inclinémonos pues ante tal derecho, equiparándolo con el que nosotros mismos disfrutamos. Si el voto masculino no tienen restricciones, tampoco el femenino debe tenerlas.”
Sin duda como concluye Olivia Noguez Noguez en “Una breve mirada en pro de los derechos de las mujeres” la negativa de otorgar el voto a las mujeres es ejemplo de “los argumentos que justifican la mentalidad de una época” pero lo fundamental está en la organización que lograron las mujeres “la organización dejó precedentes en la memoria para futuras generaciones.”
Toda una verdad, como que en la época contemporánea, la organización de las mujeres, ha sido factor determinante en el logro de avances jurídicos y políticos de las mujeres. Organizadas hemos generado algunos insumos; incluimos un concepto construido para favorecer el ingreso de más mujeres a la vida política; las acciones afirmativas, que aunque a muchos no les guste ha sido un elemento que ha permitido que un mayor número de mujeres ocupe cargos políticos y públicos.
La resolución 12624 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, del año anterior, se convirtió en pilar para que los partidos políticos cumplieran con la Ley; ya que el Código Federal Electoral desde 1992, determinaba la obligación del porcentaje, sin embargo, desde entonces, los partidos políticos construían una y otra vez, una serie de trampas para evitar su cumplimiento. Comentábamos recientemente un grupo de feministas, los partidos políticos pensaron que no se iba a cumplir esta Resolución y postularon candidaturas sin tomarla en cuenta en el proceso 2012, aún cuando la Resolución fue de noviembre de 2011; resultado, “quince minutos antes” tuvieron que hacer los cambios en las postulaciones y cumplir con la Ley.
¿Qué sigue?
Elevar a rango constitucional la Resolución 12624.
Divers@s estudios@s han demostrado que la perspectiva de género es fundamental tanto para el conocimiento como para los procesos de democratización (PUEG), no debe retrocederse en el proceso de inclusión de mujeres.
Los resultados cuantitativos están a la vista, sin embargo, hay que trabajar en paralelo sobre lo cualitativo, ya que aún con éstos números, las mujeres Diputadas solo obtuvieron 14 Presidencias de Comisiones de 56, entendible, -aunque pareciera una contradicción- primero por el hecho de que es la 1ª vez que tantas mujeres son Diputadas, como todo, será un proceso que deberemos seguir construyendo; pero también, por ser la primera legislatura de la segunda alternancia democrática de México, en la que había que cuidar mucho, los acuerdos parlamentarios.
Lograr que los partidos políticos se interesen por generar condiciones para formar liderazgos de mujeres capacitadas para su participación, lo que sería menos difícil si el 2% de los recursos que se les otorgan sea usado para su capacitación, con ello erradicaremos la persistente discriminación, calificada como violencia política; se superarían las “reglas de las jerarquías” en los partidos políticos y habría más oferta de candidatas mujeres.
Avanzar en la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres para hacernos más elegibles.
Se trata como señala Alda Facio* de otorgar a las mujeres no sólo la igualdad de oportunidades, también, de otorgar igual acceso a esas oportunidades iguales.
Concluyo mencionando nuevamente a Luis Cabrera “Es un derecho de la mujer tan legítimo como el de hombre en participar en la vida pública, Inclinémonos pues ante tal derecho, equiparándolo con el que nosotros mismos disfrutamos.”
*Facio Montejo, Alda., licenciada en Derecho, Maestría en derecho comparado, feminista autora de varios textos entre ellos “Cuando el género suena cambios trae”, 1ª ed.-San José Costa Rica, 1992.
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