La proyección de que la economía mexicana crecerá este año por arriba del 4.0 por ciento, e incluso tendrá mejores resultados que Brasil, no puede ser el referente para que el próximo gobierno dé por hecho que el país va bien y así seguirá; que los problemas los tienen otros y no México; que la desaceleración en Estados Unidos y Brasil, sumada a la crisis en la Eurozona no tienen nada que ver con nosotros.
Antes y después de las crisis de 2008-2009, la economía del país ha tenido un limitado crecimiento, los sectores no responden de acuerdo a su capacidad y necesidades.
Y el empleo que se generado es de baja calidad, es decir de entrada no se cubre la seguridad social, y el salario no corresponde al tipo de empleo que de desempeña ni a la preparación que tiene la persona.
La mayor presión está en el segmento de los subempleados y que el nivel de desocupados no disminuye.
Lo anterior es reflejo de la poca incorporación que tienen los jóvenes en el mercado laboral, y que al frenarse la migración a Estados Unidos las personas se involucran en la economía informal.
Si bien los temas políticos deben incluirse en la agenda legislativa, es innegable que el tema económico es importante y urgente.
No puede elaborarse, una vez más, el Presupuesto de Egresos sin que haya el apoyo con las reformas económicas, concretamente la Hacendaria, hacer más equitativo el pago de impuestos, que quienes ganen más paguen más.
Se requiere de cambios en diversos aspectos, pero sin afectar los derechos de los trabajadores, y que al mismo tiempo se aliente la inversión pública y privada, sin poner en riesgo los sectores productivos en general.
Si en este próximo periodo de sesiones, el Congreso opta por la agenda política en lugar de la económica, ello significará perder un año más de crecimiento para el país en general, se evitará otra vez la mejora para la población en empleo e ingreso, y aun cuando haya inversiones -nacionales o extranjeras- serán limitadas.
La desaceleración de la economía en el mundo debe ser una llamada de atención, para el gobierno mexicano, pues no se sabe qué tan prologada puede ser el menor crecimiento y nada garantiza que no llegue reanudarse la crsisi.
Los líderes de las bancadas en el legislativo, que ya fueron designados, y los principales colaboradores del próximo gobierno de Peña Nieto, debieran operar para conciliar la agenda económica, y no dejarse presionar por la propuesta política que maneja desde hace unas semanas López Obrador.
Bien o mal el aspecto político está cubierto, por el momento, desde la operación del gobierno hasta en lo electoral, y esto bien puede atenderse el próximo año o incluso dentro de dos.
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