México es el mayor consumidor de huevo en el mundo y es autosuficiente. El Instituto Nacional Avícola (INA) señala que cada mexicano consume al año 20.3 kilogramos de huevo, supera a China, Japón, Estados Unidos, y cualquier país que se le ocurra.
En alguna parte de la cadena productiva y comercialización están los especuladores, pero la Secretaría de Economía no los ve, mucho menos la Profeco.
En el sector se menciona que son las grandes cadenas que presionan para importar huevo y dejar de vender el nacional.
El gobierno sólo se dedica a hacer “inspecciones” e inmovilizan los instrumentos de pesaje, no aplican sanciones económicas o clausuras pese a las evidencias. Mientras, el producto sale de la dieta del mexicano, como fuente de proteína.
La Secretaría de Economía, en una muestra más de su incapacidad, sólo atina a abrir las fronteras a la importación de huevo, que para nada beneficiará al consumidor, porque de origen es más caro que en México, y romperá la cadena productiva. Actualmente el huevo tiene un arancel del 40% y lo bajará a 0% para que ingrese producto chino (otro más).
Esta media de abrir fronteras fue la característica a lo largo del sexenio de Calderón con diversos sectores productivos. La dependencia, que encabeza desde hace dos años Bruno Ferrari, se dedicó a desgravar aranceles en todo tipo de industria, lo que provocó el cierre de cientos de empresas y la pérdida de miles de empleos en el país.
Esa desgravación dio pauta a que al mercado nacional llegara todo tipo de productos extranjeros, se desplazó la producción nacional que sí era de buena calidad, pero no pudo competir por el costo; la mayor parte de esos productos foráneos tienen el mismo nivel de calidad que el local, pero algunos cuentan con subsidios de producción en su país de origen.
Lo ocurrido en México es totalmente contrario a la actitud que asumieron varios países desde finales de la década pasada, cuando optaron por proteger sus mercados, sus industrias, algunos llegaron al franco proteccionismo y ello les permite atender su demanda interna y exportar.
En México varios ramos industriales fueron minimizados por esta apertura indiscriminada, algunos no podrán recuperarse.
Similar situación se registra ahora con el huevo, que sin consultar con los productores Bruno Ferrari abre las puertas al huevo asiático, lo cual romperá la cadena productiva.
Desde mediados de junio empezó a aumentar el huevo, sin causa aparente para el consumidor, pues incluso en la primera quincena de ese mes el precio del producto había bajado 1.46%; obviamente, en el sector avícola ya se conocía de la presencia de influenza aviar en Jalisco.
No fue sino en la última semana de junio, cuando la OMS dio la alerta de la presencia del virus en México, que disparó el precio del huevo y, en consecuencia, empezó a escasear el producto en los anaqueles.
Si bien es grave la presencia de una enfermedad en las aves, que obliga a su sacrificio, hay que recordar que ni siquiera entre 2007 y 2009 cuando se disparó el costo de granos a nivel mundial, resultó tan afectado el precio del pollo y del huevo.
Ahora, ni productores ni vendedores asumen la responsabilidad del elevado precio del huevo, el consumidor es el único afectado.
Los consumidores han comprobado que en tiendas de autoservicio como Chedraui y Walmart, por ejemplo, hay poco producto en venta, y éste tiene un costo que 34.90 pesos, mientras que en mercados y pequeños comercios el precio es de 30 pesos el kilo.
En lugar de abrir puertas, Bruno Ferrari debería ordenar el mercado interno y mejorar sus campañas informativas, con tal de acabar con la especulación del huevo. Pero, lamentablemente ya no da para más, ante la proximidad del fin de sexenio.