Pretenden manipular y provocar que la educación ahora esté cargo de conservadores, es decir terminar con el Estado Laico.
Establecer un Estado laico y una educación en los mismos términos costó tres años de guerra civil y la muerte de miles de mexicanos. Dichos principios fueron plasmados en la Constitución de 1857 y luego en la del 1917, que está vigente hasta ahora.
Es de sobra conocido el origen católico del Partido Acción Nacional, y por consiguiente sus militantes y adherentes siempre lo ponen de manifiesto.
Tan es así que el pasado 5 de febrero, cuando se elegiría a quién sería el candidato a la Presidencia de la República, según algunas de las reseñas periodísticas, la en ese momento aspirante al cargo Josefina Vázquez Mota expresó: “Primero a misa y después votar. Yo les pido que vayan a misa a las 8 y luego a votar”.
Además, no hay que olvidar la formación religiosa de Enrique Peña Nieto, que posiblemente podría dar su respaldo a esta iniciativa presentada por uno de sus correligionarios.
Y es que dicha iniciativa de reforma al tipo de educación que debe impartir el Estado mexicano, fue promovida por el priista de Ricardo López Pescador, diputado federal por Durango.
Propone que en las escuelas públicas del país, los alumnos “reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Esta iniciativa -en caso se prosperar- tendrá un mayor impacto en el Estado mexicano y no sólo en el ámbito educativo.
La iniciativa que fue aprobada por el pleno en San Lázaro el pasado diciembre, ahora pasará a la Cámara de Senadores.
En caso que la citada reforma proceda en ambas Cámaras y luego en cada uno de los Congreso estatales tendrían que modificarse varios artículos de la Constitución, empezando por el 3º, 5º, 27º y el 130º.
Y no se trata de que sólo se imparta religión católica sino cualquier otra (posiblemente la católica prevalecería en las escuela ya que la mayoría de la población profesa esa religión).
La educación religiosa (cualquiera que sea) se permite en escuelas privadas, ya lo indica la Constitución.
Mantener un Estado laico favorece la democracia, la paz social, y evita el mismo enfrentamiento entre las religiones y sus practicantes.
Un Estado laico no privilegia a nadie ni a una religión sobre otra, y para ello garantiza la libertad de culto y de conciencia.
El filósofo Henri Peña-Ruiz en su escrito ¿Qué es la laicidad? señala que la laicidad permite: “restituirle a la vida religiosa y espiritual su plena libertad, a la vez que libera (al Estado) de cualquier limitante que iría en contradicción con su vocación universal”.
Una frase popular reza que quien no conoce la Historia está condenado a repetir errores.
Entre 1859 y 1860 el gobierno de Benito Juárez decretó varias leyes conocidas como Leyes de Reforma, entre ellas la Ley de Cultos (1860), la cual establece la libertad y el derecho de los ciudadanos de practicar cualquier religión, pero independiente del Estado.
Al final de la guerra civil o de la Guerra de los Tres años, el Estado mexicano estaba prácticamente en quiebra, el gobierno de Juárez declaró la suspensión de pagos de las deudas y obligaciones extranjeras, aunque ello no gustó a algunos, como los franceses y se avizoraba la Intervención Francesa en México. (Una fecha que por cierto pretende festejar por todo lo alto el gobierno actual de Moreno Valle, con motivo del 150 aniversario de la Batalla de Puebla, pero esa es otra historia).
Y precisamente fue en Puebla de donde salieron los conservadores apoyados por el Clero para ofrecer el país y la “corona” a Maximilano de Habsburgo con el interés y la confianza de quitar del poder a Benito Juárez.
Posteriormente en la Constitución de 1917 se plasmó, ente otros principios, que la educación que imparta el estado es laica, y que en México para el Estado todos sus habitantes son iguales sin distinción de sexo, religión o raza.
Así que, la laicidad garantiza la igualdad de los ciudadanos, con plenos derechos dentro del mismo Estado, y esto deberían tenerlo en cuenta los Senadores y quienes ahora promueven la reforma a la educación en México.