05-05-2024 11:57:00 AM

Asistencialismo oculta pobreza

balance07

Puebla es el claro reflejo de la fallida política económica a nivel federal, y de la inexistencia de políticas públicas estatales.

Además, que México podrá estar bien en lo macroeconómico pero en lo micro se va ensanchando la franja entre ricos y pobres.

La política seguida en los últimos años ha sido cuidar el déficit público la deuda, pero no generar empleos formales, bien remunerados con prestaciones básicas.

El bienestar económico que han presumido los últimos gobiernos, sobre todo federales, no se siente en el bolsillo de los mexicanos.

Puebla es la cuarta ciudad más poblada del país con 1 millón 539 mil 891 habitantes, y la más importante en generación de riqueza, pero que vive del comercio y, prácticamente, de una sola empresa, Volkswagen.

El estado en su conjunto es la novena economía del país, y sin embargo está en los primeros cinco lugares de los estados más pobres, pues el 61.2% de la población está en ese rango.

A mediados de los noventa del siglo pasado la economía de la capital se terciarizó, es decir, pasó a depender de la actividad comercial, que genera poco empleo y de baja calidad, es decir eventual, bajos salarios y sin prestaciones.

En ese entonces se dio la fiebre de pequeñas plazas comerciales, que tan rápido se construyeron de igual forma quebraron. Pero crecieron y se fortalecieron los grandes centros comerciales, con tiendas ancla que atrajeron a compradores del sur y sureste del país.

Desde hace 20 años son contadas las inversiones industriales y básicamente están vinculadas al sector automotriz, al tener a Volkswagen como empresa tractora, aún así la generación de empleo es baja, relativamente, de acuerdo a la oferta de mano de obra.

En todo ese proceso, desde los noventa aproximadamente, se dio un total abandono de los pobres urbanos, empezando por las 17 Juntas Auxiliares que pertenecen al municipio poblano y luego de quienes habitan en las colonias de la ciudad.

El reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) es contundente al señalar al municipio de Puebla en el primer lugar nacional con el mayor número de pobres en el país con 732 mil 154 personas, es decir el 47.5% de los habitantes en esa condición.

De inmediato el gobierno municipal se apresuró a señalar como culpables a sus antecesores priistas; mientras que estos (que ya no están en el poder) responsabilizan a la federación panista.

El ingreso de los poblanos es menor al promedio nacional, pues es de 2 mil 114 pesos mensuales, cuando la ciudad es la tercera del país con la inflación más alta, 4.49%, y concentra unos 55 mil desempleados, es decir el 50% del total que hay en el estado, según Inegi.

La pobreza en la capital poblana estriba, principalmente, en salud, seguridad social, alimentación y educación, ya que supuestamente el 90 por ciento de las viviendas que hay en la ciudad cuentan con servicios básicos de luz, agua potable, drenaje, piso diferente a tierra, aunque la gran mayoría de esos inmuebles son de renta no es propiedad.

Lo cierto es que no hay ninguna diferencia entre PRI y PAN, incluso desde 2000 se recrudeció el asistencialismo.

Entre los grupos políticos se acusan de la creciente pobreza, sin que nadie asuma su responsabilidad y tienda a combatirla realmente.

La política asistencialista cobró vida, por así decirlo, en el sexenio de Miguel de la Madrid, fue claramente planteada con Carlos Salinas a la par de su neoliberalismo económico, siguió con Ernesto Zedillo; en tanto que los gobiernos estatales poco hicieron al respecto.

El programa Oportunidades se orienta a combatir la pobreza en el sector rural, y el Seguro Popular se amplió ya a zonas urbanas.

Ambos programas asistenciales son promovidos con orgullo por la federación y por los estados, que incluso se ufanan de “izar banderas blancas” por total cobertura.

Ello, pese a que tales banderas son una clara señal de los bajos niveles socioeconómicos de la población.

Reflejan que son bajos los niveles de empleo, el que hay es mal remunerado, no cubre las mínimas prestaciones de ley.

El combate a esta situación de pobreza de miles de mexicanos en parte está en cobrar impuestos a las clases altas, ya que lo que se cobra de Impuesto Sobre la Renta a los que más tienen es bajo, apenas refleja el 11% del PIB contra el 30% que registran otras naciones de Latinoamérica.

En México todo se ha financiado con los ingresos petroleros, aunque de forma desigual, sin que se atiendan las causas reales del problema socioeconómico, el gobierno se ufane de “banderas blancas” que sólo ocultan la pobreza galopante.

socole@prodigy.net.mx / balanceenlinea@hotmail.com

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