Resultado de diversos estudios regionales acerca de la participación política de las mujeres, hemos podido conocer los significados históricos en torno a esta conquista, justamente desde una visión regional de la que antes se carecía.
La Dra. Ana Maria Huerta Jaramillo, entre otras investigadoras han “rastreado las huellas” como ella misma lo refiere desde registros informativos de 1951-1953.
Puebla en aquella época vivía la etapa avilacamachista, no sólo porque el gobernador era Rafael Ávila Camacho, esta etapa venía desde Maximino Ávila Camacho.
El presidente del PRI entonces José I. Morales invita a la Agrupación Civil de Mujeres Poblanas a reorganizar el sector femenil de esta organización política
Carmen Caballero de Cortés fundadora y presidenta de dicha agrupación civil se convierte en la primera directora femenil, instituyen en Puebla los desayunos escolares, crean el Periódico femenil del PRI y fundan las representaciones femeniles en cada uno de los sectores de este partido político. Con ella Luz Asomoza de Bautista, la Licenciada Concepción Sarmiento, Consuelo I de Valdemar, Blanca Romano de Ruiz, Rosalía Oropeza, Angela Parra, Amelia Jofre, Angeles Flores de Beristain, Irene Ramírez, Aurora Artime, Luz Gómez de Romero, Xerutza Rangel, Fabiola Rossetti de Stefanoni, Ana Maria Garrido, Bertha Yeverino Muñoz, Dolores Prieto, Consuelo Gamboa, Dolores Marín, Guillermina Cano, Aída Pardo de Ochoa, Pita Pardo de Peralta, Ma. Delos Angeles Flores Fernández de Lara, Adoración Youshimatz Morales.
Todas líderes, ya sea obreras o campesinas, de la radio, de burócratas, sindicalistas, magisteriales; y al lado de ellas muchas otras cuyos nombres todavía falta por rescatar -muchas ya fallecidas- se fueron organizando, se reunían en mesas de trabajo, discutían los problemas y fueron enlistando las propuestas que conducirían en la para entonces anunciada Convención Nacional de la que fueron delegadas. El documento amplio que presentó la delegación poblana planteaba diez propuestas, pero también “serias críticas y severos cuestionamientos que se encontraban sumergidos en las conciencias femeninas”.
Al anunciarse la visita del candidato Adolfo Ruiz Cortes a Puebla, llevan a cabo la estrategia nacional de las mujeres para exigir el voto universal a favor de las mujeres, pero para exigir también el resto de las propuestas que ya habían analizado. Asistieron también a la sesión en la que se declara la validez de la reforma al artículo 34 constitucional. Y al hacerse realidad la promesa de campaña con el histórico decreto; casi de manera simultánea convocaron a un Congreso Estatal de la Mujer y empezaron a formalizar al resto de los sectores femeniles.
Los partidos políticos así se vieron obligados a enarbolar las causas femeninas, y en Puebla -como en el resto de los estados- al darse cuenta que con el registro de las mujeres, el padrón electoral de aquella época podía alcanzar cerca de cien mil registros (los varones registrados eran 45 mil), las brigadas para registrar a las mujeres se hicieron intensas.
Los dirigentes del PAN y de la Unión Nacional Sinarquista (UNS) continuaban con el “propósito de que la mujer, particularmente la católica, debería dar la batalla contra las tendencias disolventes de la familia, participar activamente en la política nacional y defender su hogar y su decoro” para ello confesaban estar a punto de terminar una redacción de un proyecto de actividades “para apoderarse de los contingentes de mujeres, decisivos en las elecciones de 1955, año de renovación parcial de diputados al Congreso de la Unión”. El Comité Regional del PAN en Puebla nombra como jefa del Comité Femenil a Esperanza Rodríguez de Aguilar.
En cambio los dirigentes del Partido Comunista Mexicano reconocían que las mujeres” han jugado un papel decisivo en la historia del país y siempre han abanderado las causas nobles”
Y el Partido Popular Socialista expresaba que el futuro del país dependía de la acción coordinada de todos los mexicanos, hombres y mujeres, particularmente de la incorporación plena de la mujer en la vida política, “sin las mujeres no es posible construir la democracia”.
Entre tanto en el PRI surgen además, las primeras mujeres que ocuparon cargos de representación, Luz María Martínez Contreras y Carmen Yañez, presidentas municipales por San Martín Texmelucan y Pantepec en la década de los 50as, Esperanza Ramos de Naranjo Diputada al Congreso del Estado 1963-1966 por el Distrito de Texmelucan, Esther Leal de Aguilera, Diputada Federal, Prof. Guadalupe López Bretón, Senadora de la República en la década de los 70as.
Como vemos el movimiento político en Puebla, que culmina legislativamente con el Decreto publicado en 1953, parte de las preocupaciones de las mujeres de aquella época, por sus derechos laborales, por el cuidado de los niños, por los problemas de la maternidad y de salud no atendidos, es decir, del desarrollo social, bien dice la Dra. Huerta Jaramillo “en esos preceptos las mujeres encuentran la llave para abrir la puerta, hasta entonces cerrada, de la práctica de la política institucional”.
Mucho hay que continuar impulsando en el trabajo colectivo que hemos asumido las mujeres y todavía muchas serán las discusiones y acciones oscurantistas que tengamos que enfrentar.
Las poblanas como las mexicanas, hoy “dirigen y mantienen hogares, sostienen la economía campesina, han impedido el quiebre total del sistema económico, son receptoras del desgobierno y la violencia como nunca en toda la historia de país” escribía recientemente Sara Lovera.
Por ello nuestras luchas de hoy se amplían, derechos humanos, inequidad, desigualdad, pobreza, discriminación, violencia y por supuesto por más mujeres en política; Solo así estaremos en condiciones de ejercer plenamente nuestra ciudadanía, con todo lo que ello representa.
Fuente:
Estudios históricos sobre las mujeres en México.- María del Lourdes Herrera Feria (Coordinadora).- BUAP Centro de Estudios de Género, Facultad de Filosofía y Letras.
1953: Las mujeres poblanas y el derecho al voto. Significados preliminares.-Ana María Dolores Huerta.
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