Habrá que ver si los tortilleros respetan el precio y si las autoridades mantienen una vigilancia estricta.
La semana pasada señalaba en este espacio la falta de acción del gobierno para garantizar el abasto del grano y contener la escalada de precio en la tortilla, alimento básico para las familias. Incluso el acaparamiento del grano blanco que realizan los grandes corporativos fabricantes de alimentos y las propias tiendas de autoservicio con lo cual se genera un desabasto para los pequeños productores.
Este lunes las diferentes dependencias federales vinculadas con el agro indicaron que para Puebla está garantizado el abasto de maíz blanco para consumo en tortilla toda vez que se operó la agricultura por contrato y se aplicó el esquema de bolsa de valores, es decir el precio referenciado con Chicago, así se protege a campesinos y a los industriales de la masa y la tortilla a tener un precio tope de 280 dólares la tonelada, sin importar cómo se cotice en diciembre o en febrero próximos, por ejemplo.
La diferencia en este caso es que se garantiza la compra del grano que se cultiva en Puebla ya no se trae de Sinaloa o del Bajío que resulta hasta 100% más caro de lo que ahora se fijó el precio, es decir se pagaba 6 mil pesos la tonelada.
El nuevo esquema aplicado por las dependencias federales Sagarpa, Economía, y Firco es un buen inicio pero es limitado, ya que sólo se cubrirán 250 tortillerías de las 8 mil 70 que hay en el estado, es decir apenas el tres por ciento se interesó por participar en el programa falta, convencer a las 7 mil 820 restantes.
El gobierno del estado no participa en el programa, desde un principio dejó claro que no intervendría en este tipo de asuntos. En administraciones anteriores el apoyo se daba al consumidor final, es decir subsidiaba parte del maíz que se vendía a las tortillerías para que éstas no modificaran el precio, no importaba cuánto costara la tonelada del grano ni de dónde se traía el objetivo era respaldar el consumo de hasta 350 mil familias de zonas marginadas.
Diariamente en todo el estado se producen alrededor de dos mil toneladas de tortilla.
El reto está en que se amplíe el cultivo de maíz blanco y se incorporen más tortillerías a este programa para frenar realmente la escalada en el precio de la tortilla, y que todos los poblanos que consumen el producto resulten beneficiados con ello.
Ahora toca a la Profeco y a la Secretaría de Economía enfocarse en que las 250 tortillerías participantes en el programa realmente respeten el precio y vendan kilos completos, y luego no salgan los industriales que suben el precio porque ponen como pretexto la luz o el gas o la mano de obra.
Nada más hay que recordar que en 2009 el kilo de tortilla estaba en tres pesos y ahora cuesta 11 pesos, es decir el precio se incrementó 366 por ciento en dos años, y el salario apenas lo ha hecho cuatro por ciento anual, en promedio.
