La ineficiencia de las Instituciones Mexicanas, ha provocado un síndrome provocado por la esclerosis del Sistema.
El Presidente, no ofrece resultados e incumple las promesas de campaña. Sin menospreciarle su valerosa decisión de enfrentar la inseguridad constituida por el narcotráfico, el Ejecutivo; no puede presumir otras acciones exitosas, y trata de convertir la guerra al narco, en triunfo político. Los Senadores y Diputados de la República, observadores de la crisis; convertidos en la oposición al presidente, dejan los problemas del país, en espera de corregirlos cuando detenten el poder.
El poder judicial, favorecido por las circunstancias, desde su zona de confort, contempla, sin actuar. La consigna aceptada, es no tocar lo intocable. Cohabitan en México, indolencia y apatía, como enzimas que catalizan reacciones que agitan al país. Derecha e izquierda, coadyuvan a que el camino sea el centro, los partidos políticos cohabitan en tolerancia. La justicia está paralizada.
El Gobierno resiste la tormenta provocado por los acontecimientos, el control sobre los medios, está probado. Al Pueblo, se le construyo un muro para sus lamentos. Ahí de aquel; que deje escapar un lamento fuera del territorio marcado como zona de tolerancia para maldecir, llorar, y hacer rabietas ante la injusticia y la aterosclerosis Institucional. En el fondo, todos saben y comparten el secreto. Las instituciones de la República no funcionan como normativamente está establecido.
El sistema funciona, pero solo para los que no tiene que lamentarse de nada, y esos; a lo sumo constituyen el 10 % de la población.Existe un acuerdo entre los actores políticos y el poder ejecutivo, de lo contrario esto sería el infierno. Vivimos en tierra de nadie, donde solo vale el que tiene y puede, donde todo se vale.La esclerosis institucional es la expresión de la profunda crisis socio – política, en la que la brecha entre las clases dirigentes y la sociedad se agranda gradualmente.
Los mexicanos, seguirán votando; no importa que el abstencionismo indique el desacuerdo nacional. Para los que se abstienen, se construyo el muro de los lamentos. México tiene una sociedad, que no analiza y si analiza; calla y se abstiene de opinar. El Sistema, aprovechando la desintegración del tejido social, tiene posibilidad de obtener los votos necesarios en la próxima elección presidencial.
Los ciudadanos en desacuerdo, continuaran gimiendo en el muro que les construyeron, sin un proyecto, sin una esperanza. Pero, detrás de los escándalos políticos, la aterosclerosis institucional, y la feria de legos y vanidades de los actores sociales, los que acuden al muro de las lamentaciones, saben que México está en decadencia.
Son fruto del divorcio entre Estado y pueblo. Víctor Hugo describió: “el pueblo, es como un mar calmado pero propenso a sufrir tifones devastadores”. “El que tenga ojos, que vea; el que tenga oídos, que oiga”.
Ojalá no corramos el riesgo, de que del muro de los lamentos surja una respuesta social, que dé la razón a Víctor Hugo.