23-11-2024 02:29:50 AM

“El que tenga ojos, que vea; el que tenga oídos, que oiga”

La ineficiencia de las Instituciones  Mexicanas, ha provocado  un síndrome provocado por la  esclerosis del  Sistema.

El  Presidente,   no ofrece resultados e incumple las promesas  de  campaña. Sin menospreciarle su valerosa decisión de enfrentar la inseguridad constituida por el narcotráfico,  el Ejecutivo; no puede  presumir  otras acciones exitosas, y  trata de convertir la guerra  al narco,  en triunfo político. Los Senadores y Diputados de la República, observadores de la crisis;  convertidos en  la oposición al presidente, dejan los problemas del país, en espera  de corregirlos cuando  detenten el poder.

El poder judicial, favorecido  por  las circunstancias, desde su  zona  de confort,  contempla,   sin actuar.  La consigna aceptada,  es no tocar  lo  intocable. Cohabitan en México, indolencia y  apatía, como enzimas que catalizan reacciones que agitan al  país. Derecha  e izquierda,   coadyuvan a que el camino   sea el centro, los partidos políticos cohabitan en tolerancia. La justicia está paralizada.

El  Gobierno resiste la tormenta  provocado por los  acontecimientos, el  control sobre los medios, está probado. Al  Pueblo, se le  construyo  un muro para sus  lamentos.  Ahí de aquel;  que   deje  escapar un lamento fuera  del territorio  marcado como zona de tolerancia  para  maldecir, llorar,  y hacer rabietas ante la injusticia  y la aterosclerosis Institucional.   En el fondo, todos saben  y  comparten el secreto. Las instituciones de la República no funcionan como normativamente está establecido.

El sistema funciona, pero solo para los que   no tiene  que lamentarse de nada, y esos;  a lo sumo constituyen  el 10 %  de la población.Existe un  acuerdo entre los actores políticos  y el poder ejecutivo, de lo contrario esto sería el infierno. Vivimos  en tierra de nadie,  donde solo vale el que tiene y puede, donde todo se vale.La esclerosis institucional es la expresión de la profunda crisis socio – política, en la que la brecha entre las clases dirigentes y la sociedad se agranda gradualmente.

Los mexicanos,   seguirán votando;  no importa  que el abstencionismo  indique    el desacuerdo nacional. Para los que se abstienen,   se construyo el muro de los lamentos. México   tiene una sociedad, que no analiza   y si  analiza;   calla y se abstiene de opinar. El Sistema,   aprovechando  la  desintegración del tejido social,  tiene  posibilidad de obtener los votos  necesarios en la próxima elección presidencial.

Los ciudadanos    en desacuerdo,   continuaran   gimiendo en el muro que les construyeron,  sin un proyecto, sin una esperanza. Pero, detrás de los escándalos políticos, la aterosclerosis institucional, y la feria de legos y  vanidades de los actores sociales, los que acuden al muro de las lamentaciones,  saben que México  está en decadencia.

Son fruto del  divorcio entre Estado   y pueblo. Víctor Hugo describió: “el pueblo, es como un mar calmado pero propenso a sufrir tifones devastadores”. “El que tenga ojos, que vea;  el que tenga oídos, que  oiga”.

Ojalá no corramos  el  riesgo,  de que del muro de los lamentos surja una respuesta   social, que  dé la razón a Víctor Hugo.

gustavovargas01@hotmail.com

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