Todos ven la paja en el ojo ajeno menos la viga que tienen en el suyo.
Por la importancia que reviste la fábrica automotriz, obreros y empresa han tenido que transparentar -relativamente- su negociación anual, lo cual ha dado pauta para que propios y extraños opinen, hasta lancen veladas o claras advertencias sobre un arreglo “razonable” de lo contrario la empresa puede emigrar.
Incluso hay quienes se atreven a decir que un porcentaje más alto afectaría las negociaciones de otras industrias.
Lo cierto es que por presiones políticas o sociales, empresa y sindicato de VW han tenido que manejar públicamente sus posiciones, los avances que hay durante la negociación y finalmente el acuerdo al que llegaron.
Y en todo ese proceso, dirigentes empresariales caen en contradicciones.
Por un lado acusan que los “elevados aumentos salariales” alejan inversiones, y por el otro se quejan del bajo consumo y la pérdida de poder adquisitivo de sus virtuales compradores: los trabajadores.
Los representantes de organismos empresariales basan la “competitividad” en una mano de obra barata, misma causa de la que se quejan impera en otros estados del país que captan inversión o hasta de países como China.
Y si vemos qué ocurre realmente en otras empresas y en otros sectores industriales pues en la gran mayoría no hay transparencia ni competitividad.
Por lo general no se sabe cómo negociaron y en cuánto quedaron los incrementos en sus fábricas.
Los porcentajes que llega a conceder la mayoría de las empresas son sustancialmente menores a lo negociado en la automotriz.
Y si también se habla de productividad y competitividad, ¿por qué esos mismos dirigentes empresariales no han dicho absolutamente nada de los incrementos salariales concedidos a maestros y burócratas?
¿Por qué no exigir una mayor productividad en estos dos sectores?
Y si de transparencia se trata, porqué los organismos empresariales no han dicho nada sobre el gasto corriente del gobierno estatal.
Tampoco han hecho referencia a toda la información que se ha reservado por varios años respecto al gasto gubernamental sobre las aeronaves estatales.
Mucho menos han abordado la reserva de información sobre los terrenos de la Reserva Territorial Atlixcáyotl, quizás a la postre encontremos sorpresas sobre la posesión de tales predios.
La productividad y la competitividad no radican únicamente en un incremento salarial, sino también en la transparencia con la que operen otras empresas y con la que se maneja la administración pública.
Por lo visto para cierto sector de la sociedad sólo una empresa es de interés común y el silencio en otros asuntos es lo más conveniente.
