La evolución del pensamiento, las experiencias políticas y económicas, las enormes pérdidas que han significado las guerras, los avances científicos y tecnológicos que han modificado sustancialmente los hábitos cotidianos de la mayor parte de la población mejorando inconteniblemente la calidad de vida en muchos países, han hecho inviables las pretensiones de los radicales.
Más allá de lo que los fundamentalistas de cualquier signo definan como malo o como bueno, la inmensa mayoría de la gente ve en la televisión, el cine, las revistas o la internet lo que sucede en otros lugares… viaja y compara… distingue entre lo que le conviene y lo que no, hace lo que le gusta y así define a nuestra época…
Aún la feroz dictadura de los Castro va cediendo ante la incontenible ansia de disfrutar de los bienes de nuestro tiempo. Cientos de miles de latinoamericanos buscan un mejor futuro emigrando hacia los Estados Unidos o a España, pero nadie quiere ir a vivir a Cuba…
La evolución sociológica y cultural de las naciones agrupadas en la Unión Europea les ha llevado a niveles de desarrollo humano y de calidad de vida superiores a los norteamericanos. La inclusión, tolerancia y pluralidad practicadas en Europa son modelo a seguir… ahí se ha armonizado a la economía de mercado para generar riqueza con un Estado fuerte y ocupado en hacer llegar esa riqueza a donde el mercado no la lleva, pero sin dañar a quienes la generan…
Abatir la desigualdad requiere de esfuerzo sostenido durante muchos años. Disciplina económica, desarrollo de infraestructura, seguridad jurídica, marco fiscal y laboral que fomenten la inversión y el empleo. Ha sido una torpeza pretender acabar con la desigualdad impidiendo la creación de riqueza o destruyendo la existente, como lo han hecho los radicales en muchos países que están muy rezagados de aquellos donde se fomentó la generación de riqueza aún con indudables injusticias, que poco a poco se fueron erradicando…
El contraste entre Europa Occidental y la Oriental después de la Segunda Guerra Mundial fue brutal. El Telón de Acero y la amenaza de una nueva guerra no alcanzaron a mitigar las ansias de libertad y prosperidad que emergieron súbitamente el 16 de octubre de 1978 y que sin derramamiento de sangre culminaron el 9 de noviembre de 1989 con el derribo del ominoso Muro de Berlín.
El modelo alemán permitió la rápida reconstrucción de Francia, Benelux, Noruega, Dinamarca, Austria e Italia y es el motor de un continente cuyo bienestar disfrutan ya España, Portugal e Irlanda y se expande a Estonia Letonia y Lituania… a Polonia, Hungría, Chequia, Eslovenia, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria… Grecia inclusive… y pronto veremos en la Unión Europea no solo a Turquía, sino a Ucrania, Bielorrusia y otras antiguas repúblicas soviéticas…
Bismarck tenía razón… Napoleón no estaba tan equivocado…
Estados Unidos, que ha vivido de lo prestado por un mundo subvertido desde las embajadas de Washington, se acerca cada vez más a los límites no de una economía sin duda vigorosa, sino de un presupuesto fiscal sostenido especulativamente por capitales que buscaban una seguridad que hoy encuentran en sus propios países; por la demanda de dólares como única moneda dura; en paridades cambiarias planteadas para favorecer a sus intereses; en restricciones comerciales cada vez más inaplicables; en mercados bursátiles que ante los avances tecnológicos (sobre todo en informática) son cada vez más difíciles de controlar y/o manipular…
El gendarme del mundo comienza a enfrentarse a su propia realidad financiera cuando el mundo va supliendo su gran mercado con los de China, India, Brasil, México… con los nuevos estados incorporados a la Unión Europea… con las crecientes economías asiáticas…
En el siglo XIX Washington y Albión instigaron luchas impopulares que impidieron el desarrollo de nuestros países. A pocos importaba el tema central de las disputas decimonónicas (separación Iglesia-Estado, leyes de reforma, etc.), pero en el siglo XX sus agentes subvirtieron el orden con motivaciones atractivas… la reforma agraria, justicia laboral, abusos de los ricos “protegidos” por la Iglesia, colonialismo de las potencias europeas y aún el imperialismo yanqui y/o británico…
Sin embargo, reiteradamente la experiencia histórica ha ido demostrando que es el mercado la mejor forma de generar riqueza, y que ciertamente el Estado debe generar el marco jurídico e institucional para ir abatiendo las desigualdades…
El éxito social, cultural, político y económico de las democracias occidentales contrasta con la debacle del bloque soviético y del socialismo real, de manera que el trillado discurso de los agitadores del siglo XX ha perdido atractivo…
El derrumbe del socialismo real y la dictadura del proletariado significó el fracaso de quienes intentaron abolir a las instituciones y costumbres emanadas de la civilización cristiana, que no obstante ha ido adaptándose a las circunstancias generadas por los avances científicos y tecnológicos que sin duda han venido erradicando multitud de mitos y supersticiones con los que la gente daba “explicaciones religiosas” a cosas que no comprendía, pero la religión sigue siendo un factor fundamental para las culturas avanzadas del mundo contemporáneo…
A pesar de que nuestros países fueron subvertidos de las más variadas formas, hoy vemos emerger a Chile, Brasil, Uruguay, Colombia, República Dominicana y México que sin duda tienen ya un peso importante en la economía global; Centroamérica pacificada mejora aceleradamente; Perú, Argentina y Paraguay se debaten entre el populismo y la sensatez, mientras Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua padecen regímenes atados a paradigmas que han demostrado su fracaso… sin embargo en todos nuestros países hay paz y el panorama deja ver que la tendencia a la mejora, persistirá.