Bajo el lema “No es no”, cientos de poblanas entre las que destacaron la ex diputada local, Susana Wuotto; la regidora priista Sandra Montalvo y la perredista María Eugenia Ochoa, salieron a las calles a defender el derecho que tiene la mujer de vestir como le plazca y no ser juzgadas por ello.
“La Marcha de las Putas”, realizada de manera simultánea en varios puntos del país, logró congregar ayer a cerca de 500 mujeres de todas las edades y estratos sociales quienes exigen que al usar minifalda, un escote o al caminar por la noche sean tratadas con el mismo respeto que las mujeres que no gustan de ello.
La propuesta de Wuotto, Montalvo y Ochoa, mujeres dedicadas a la política desde hace varios años, es que se revise la legislación respecto al acoso sexual, que si bien está tipificado como delito no alcanza sanciones.
También llamaron a las féminas a denunciar ante el ministerio público cuando se sientan acosadas por sus jefes, compañeros de trabajo, vecinos, profesores o cualquier persona con la que convivan.
Y es que durante el llamado “muro del desagravio”, la principal queja de las poblanas es el acoso sexual que sufren por parte de la gente con la que interactúan diariamente; sin dejar de lado las agresiones verbales que sufren al caminar por las calles de la Angelópolis.
Paola tiene 24 años, es recién egresada de la carrera de diseño gráfico y le gusta “verse bien”. Tiene dos meses trabajando en una empresa poblana, en la que ha recibido invitaciones de su jefe a comer, a cenar o “a donde quiera”.
“No sé si no he sido firme o me da miedo perder mi empleo. Ya les pedí a mi padre y a mi novio que vayan a mi trabajo para ver si me deja de molestar, obvio no les he dicho que sufro de acoso. No todos los hombres entienden que no es no”, contó.
“La marcha de las Putas” surge luego que el policía de Toronto, Michael Sanguinetti, dijo que “la mejor forma de prevenir una violación es evitar vestirse como una fulana”, durante una conferencia en Universidad de Leyes de York.
Las declaraciones se expandieron en las redes sociales y se tradujeron en una primera marcha en Canadá donde miles de mujeres se vistieron como “putas” bajo consignas como “NO es NO” y “Ni santa ni puta, sólo mujer”.
Siguieron el ejemplo canadiense ciudades como Los Ángeles, Filadelfia, Londres y París, Sídney y países de Latinoamérica como Nicaragua, Honduras, México y el próximo uno de julio en Argentina.