El municipio de Puebla y su zona conurbada generan cada semana cinco toneladas de desechos de mariscos, cuya disposición final se ha convertido en un dolor de cabeza para restauranteros y autoridades. Por ello, una investigación de la Facultad de Ingeniería Química de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla busca reciclar los residuos y convertirlos en materiales útiles con fines ambientales, médicos, cosméticos e incluso para la construcción.
El proyecto Obtención de materiales a partir de residuos sólidos marinos, liderado por el Doctor Heriberto Hernández Cocoletzi, destaca no sólo por aportar investigaciones y nueva tecnología para reciclar este tipo de desechos, sino también porque evitará que esa “basura” llegue a los ya saturados rellenos sanitarios de la ciudad de Puebla y su zona metropolitana.
“El propósito de la investigación es recuperar los desechos y solucionar su disposición final. No obstante, el proyecto no se queda ahí porque queremos dar utilidad a esos residuos a través de los estudios e investigaciones que hacemos en el laboratorio, y a partir de éstas, desarrollar nuevos materiales”, destaca el científico en entrevista.
Con ello, se busca que los exoesqueletos y endoesqueletos de especies marinas como el camarón y la jaiba, algunos peces, así como las conchas de los ostiones y almejas sean reciclados y se conviertan en materiales base para construir prótesis, elaborar materiales para la construcción; utilizarlos en la industria cosmética y hasta en procesos químicos para remover metales pesados de aguas contaminadas.
Como parte de la investigación, el equipo científico a cargo de Hernández Cocoletzi elaboró un estudio para conocer la cantidad de desechos de mariscos producidos en el municipio y su zona conurbada.
“Hicimos un inventario y encontramos que la zona produce cinco toneladas diarias de desechos, de los cuales se carece de control y se desconoce si en su totalidad se depositan adecuadamente en los rellenos sanitarios, hecho que implica un problema ambiental”, expresó.
Los materiales
Los primeros estudios de laboratorio indican que los exoesqueletos de camarón contienen una sustancia llamada quitina, biopolímero abundante en la naturaleza sólo después de la celulosa.
A partir de la quitina, los científicos de la Facultad de Ingeniería Química obtuvieron otra sustancia, el quitosano, de alto valor agregado gracias a sus múltiples aplicaciones. De hecho, el quitosano se emplea como removedor de metales pesados en aguas contaminadas con un alto grado de efectividad.
Dicha sustancia tiene, además, la capacidad de absorber grasas, de ahí que pueda ser empleada con fines médicos para controlar la obesidad y el sobrepeso, e incluso para reconstruir piel dañada. En la industria cosmética el quitosano puede ser material base para elaborar cremas, y resulta útil en las industrias textil y agrícola, donde tiene una amplia gama de aplicaciones, reveló el científico.
Las conchas de ostión y almeja también son motivo de investigaciones sobre reciclaje y nuevos materiales en esta unidad académica, dado que por cada kilogramo de esta especie, una mínima parte es comestible en los restaurantes, de ahí que el 90 por ciento se convierta en basura.
Tras su estudio y caracterización, se encontró que a partir de las conchas puede obtenerse carbonato de calcio, material con aplicaciones en la industria de la construcción e incluso en la medicina.
“De las conchas obtuvimos carbonato de calcio, óxido de calcio e hidróxido de calcio materiales usados en la construcción, junto con la arena, el cemento y cal. El carbonato de calcio es el ingrediente principal del material de los acabados residenciales, por ejemplo, en la colocación de tirol”, agregó.
Una planta piloto de quitosano
Uno de los avances que reporta la investigación es la sistematización del proceso para remover metales pesados de aguas contaminadas con el uso del quitosano extraído del exoesqueleto del camarón. La idea es utilizar ese método en los laboratorios de la facultad y extenderlo a otras unidades académicas donde se realicen este tipo de prácticas.
Para ello, uno de los objetivos adicionales de la investigación es contar con una planta piloto para producir el quitosano en mayor volumen.
“Tenemos muchos avances en los estudios en torno a la remoción de metales pesados con quitosano, así que nuestra idea es extender la tecnología dentro de la Universidad, y por qué no contribuir a la solución de otros problemas de contaminación con metales pesados en ríos como el Atoyac o la laguna de Valsequillo”, enfatizó.
De acuerdo con el proyecto, la planta piloto de quitosano podría producir