Socio y antropológicamente debemos justificar nuestra conducta intra-social ¿por qué actuamos como actuamos los mexicanos?.
Generalmente somos sumisos ante el poderoso. Petulantes y aprovechados con el más ignorante o el más pobre que nosotros.
No asumimos más que conductas evasoras de nuestras realidades y responsabilidades.
Pocas veces o casi nunca queremos ejercer liderazgos o cuando menos ser cabeza de alguna inquietud.
Eludimos nuestros compromisos morales y pecuarios con nuestra iglesia; ocultamos nuestros ingresos para no pagar los impuestos, derechos y servicios obligados; cerramos los ojos ante la miseria que nos rodea para no ser solidarios; somos parte mayoritariamente de la corrupción por omisión; y cómplices de los actos de las malas empresas, de los peores gobiernos y de la mass-media irresponsable, aquella que justifica todo lo deleznable de nuestra Matria y de nuestra Patria.
De esta sociedad extraemos a nuestros representantes dizque populares ¿cómo podrían construir grandes edificios casi eternos e instituciones eficaces, eficientes de gran sentido social? si provienen de la misma sociedad actual.
Los futuros ayuntamientos deben provenir de la ?cantera inagotable? de los nuevos mexicanos que están por nacer.
Necesitamos para el presente siglo y los venideros, mujeres y hombres incorruptos, productivos (eficaces y eficientes), imaginativos, creadores y deseosos de crear un entorno para seres felices en sus vidas diarias.
Ayuntamientos donde los recursos humanos ingresen en franca y abierta competencia, desterrando la patrimonialización del poder y con ello aniquilando el cuatachismo y el nepotismo.
Ayuntamientos, donde los servicios públicos sean otorgados por riguroso orden metodológico, no bajo criterios de política-partidaria-electoral sino bajo el sustento de la planeación democrática (el máximo de oportunidades, para el máximo de habitantes).
Ayuntamientos esbeltos, instalados en edificios inteligentes, conectados tecnológicamente con todos los usuarios posibles, y en marcos de información tan claros y transparentes que eviten la tramitología vergonzante para obtener informes.
El Principio de Realidad ?Real Politik?, es difícilmente entendido por los políticos carentes de profesionalismo. Tan es así, que muchos de ellos cuando son elegidos para un cargo de elección popular, confunden la hoja de papel sobre la que están parados, con la cima de una montaña de Nepal o de la India.
Al perder su estatura enanizan su pensamiento, este su actuar, y se alejan de su hábitat.
Benito Pablo Juárez García, Guillermo Prieto, José Ingenieros, y Leopoldo Zea, dan pautas para el comportamiento del político profesional (aquel que vive para, de y por la política).
De entrada deben evitar la tentación de asignarse los grandes sueldos, los gastos jugosos, el derroche, la corrupción, y el nepotismo.
Alcaldes hay en México que ganan en un mes, lo que antes de ser electos no ganaban ni en un año; y existen otros que confabulados con síndicos y regidores materialmente saquean las arcas municipales, afirmando cínicamente: ?que sirven como gerentes y deben cobrar como tales?.
Otros e incluso los antes citados, comían con dignidad republicana en sus casas los guisos locales (seguramente bien cocinados), pero como regidores hoy auto-dótanse de gastos suntuarios en restaurantes de rango superior a su origen social e ingreso privado.
Los unos, los otros, y los éstos, son muy afectos a ejercer ?la corrupción tolerable? consistente en cobrar del 10 al 15% sobre el monto de la obra pública. Práctica nacida del gobierno central reproducido por los gobiernos estatales, asombrándonos también que esta práctica milenaria en occidente usase también en la iniciativa privada.
Existen leyes contra el nepotismo. Imprecisas todas, lo que permite por sus resquicios violarla inicuamente por el poderoso en turno.
Todo lo enunciado desaparecerá cuando las sociedades municipales asuman su responsabilidad.
El atraso social de los países latinoamericanos e incluso de los hispano-parlantes, es la debilidad gubernativa de sus municipios.
Sus gobiernos por carga genética, y por su idiosincrasia tienden como auténticos ?conquistadores de siglos pasados? a patrimonializar cualquier modesto o alto encargo que se les confiera por elecciones o por designación.
Presidente municipal, alcalde, o primer regidor o presidente del concejo municipal, en el momento que protesta su encargo, en ese instante empieza entre amores, quereres, familiares, amistades, y complicidades, a reclutar funcionarios para su gobierno.
Igual comportamiento realizan los otros miembros electos; agregando uno que otro regidor que entra por mandato de ley representando a las minorías electorales.
La patrimonialización puede destruirse significativamente en el momento que se aniquile la causa de lo expuesto.
En Ecuador las elecciones municipales se hacen por planillas especificando los cargos a otorgarse; ahí no funciona la mente conquistadora ?de todo para el ganador?, sino que los gobiernos locales se integrarán tomando de cada planilla al que haya tenido más votos.
Así encontramos que la cabeza es de un partido, y las regidurías pertenecen a diversos entes políticos, desapareciendo el favoritismo, la incondicionalidad, el Cesarismo y el Bonapartismo.
Si los encuentros iberoamericanos presididos por su majestad el Rey de España, Príncipe de Asturias, y no sé que mas distinciones, tuviesen otro objetivo que el de hacer turismo de primer mundo (en países de tercero o cuarto), los apoyos millonarios en euros deberían ser otorgados a los países que impulsaran el ideal democrático.
Y la primera medida sería des-iberizar (sacar de nuestra memoria genética la idea de rapiña sobre los conquistados) los gobiernos locales llamados en México ayuntamientos, para que en la escala superior de la pirámide social se tendiera a realizar idénticas tareas.
cesarmusalem@puebla.com