Otra vez regresó ola mediática acusatoria, falsa, y de ataques infundados, contra el Movimiento Antorchista: un día, se asevera que es violento; al otro, que es defraudador; al siguiente, que es chantajista, etc. Puedo asegurar que la campaña de desprestigio mediático se planea y se pone en circulación desde una misma oficina, y que su propósito es un tanto cuando bastardo.
En general, busca desprestigiar a la organización de los pobres, y, por esta vía, engendrar temor en la ciudadanía ante la idea de hacer valer sus derechos con su actuación real y consciente, mediante la lucha organizada; en particular, se afanan desesperadamente en detener el avance de Antorcha, en impedir que los pobres la busquen, desencantados de organizaciones oficialescas que durante años no sólo han practicado lo que le endilgan al Movimiento Antorchista (porque el león cree que todos son de su condición); por eso, ante la imposibilidad de seguir con las mismas prácticas, justamente por la presencia y credibilidad que dicha organización ha adquirido entre sus agremiados, arremeten en contra de ella, creyendo que de esa manera se la desharán y dejará de luchar verdadera e independientemente por intereses y grandes necesidades de los desamparados.
A los estrategas mediáticos, les podemos asegurar una cosa: equivocan el camino, no es así como van a detener el avance de Antorcha. Lo único que provocan con su virulencia irracional, con sus ataques reiterativos, es acrecentarle a las masas la expectativa sobre las bondades de organizarse y de cubrirse con el manto de la organización de los pobres.
Como todo mundo sabe, los tianguistas de San Martín Texmelucan han sido sometidos, mediante la horca y el cuchillo, a arbitrariedades y vejaciones durante muchos años. Los ?líderes tianguistas? han impuesto su dictadura a punta de cañón, y, así, la única voz que se deja escuchar es la de ellos, porque si alguien se atreve a no callar o a expresar su inconformidad, es inmediata e indefectiblemente despojado de sus puestos (que han pagado varias veces cada uno), o son golpeados, ?accidentados? o desaparecidos.
Todo mundo sabe que se cobran cuotas, multas y sanciones económicas excesivas impuesta, que bajo la complacencia y contubernio de las autoridades son capaces de rentar y hasta vender la calle de enfrente de sus negocios a precios muy ?económicos? (mil pesos por plaza), que pululan en el tianguis, sin que ninguna autoridad lo perciba, negocios alternos como la venta de mercancía robada y droga.
¿Y quién se preocupa por los tianguistas, víctimas de las vejaciones a sus derechos? ¿O se pensará que ellos no sólo están de acuerdo, sino que hasta las aplauden? ¿Acaso los líderes, por espaldarazo oficial, están tan seguros de su control que piensan que nunca nadie se atreverá a rebelarse y a encabezar la disidencia e inconformidad?
Pero la sabiduría popular es grande, no hay mal que dure 100 años ni enfermo que los aguante.
Creo que es hora de limitar las acciones ilícitas en el tianguis. Ya pasaron 100 años, ya existe en el ánimo de la gente la inquietud de rebelión, ya les ha sembrado la idea de que organizados y sumados pueden luchar real e independientemente por resolver sus necesidades y lograr sus objetivos, aunque -como consecuencia lógica- en ello se jueguen más agresiones y amenazas.
Esta conciencia, sin duda, la ha generado, inconsciente y contrariamente a sus deseos, los mismos que todavía creen que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, aquéllos que no se dan cuenta que los tiempos cambian y con ellos deben cambiar los ?métodos de control?, porque que en plena primavera es de locos usar abrigo de pieles.
Los cacicazgos juegan un papel temporal, los métodos y líderes porriles eran buenos en los tiempos idos; ahora, como no son capaces de analizar y adaptarse a los aires renovadores serán avasallados y cubiertos por el alud de sus errores y desatinos. ?Don Carlitos?, ?Señor Valencia?, ?Don Javier?, ?Don Mario?, no se desgasten, es inútil, no van a engañar y someter por mucho más tiempo a los a los tianguistas, aunque utilicen a los pastores evangélicos que, escudados en su doctrina que predica buenas acciones, actúan como verdaderos pillos.
La fuerza y la razón va a levantarse aun de debajo de toda esa avalancha de infundios, calumnias y mentiras, que los medios se han encargado de propalar y magnificar. Agradezco su efectiva labor en beneficio del raiting del antorchismo en esta riquísima región donde tantas necesidades e injusticias hay entre las grandes masas de los marginados, el terreno más fértil para la organización de los pobres de México.
*Líder de los comerciantes antorchistas.