Siempre me ha sido difícil explicarme el por qué de ciertas actuaciones y medidas que funcionarios encumbrados en el poder, toman en el terreno político.
Tal pareciera que muchas de las medidas que aplican tienen como único y principal objetivo su autodestrucción; pareciera que buscan mostrar la faceta más nefasta de su personalidad, para que si algún recuerdo conservara de ellos la ciudadanía, sea por sus aspectos más negativos y no por lo positivo de su trabajo, como era de esperarse por un político que desea trascender.
Es el caso del actual Gobernador, Mario Marín Torres. El hecho de haber venido construyendo desde el primer día de su mandato, la candidatura de Javier López Zavala, al gobierno de Puebla, prueba fehacientemente, que su interés, también desde el primer día de su gobierno, era trascender en la historia de Puebla. Entonces ¿porque a tan temprana hora empezó a crearse enemigos innecesariamente violando los acuerdos que a él le permitieron llegar la gubernatura?
Es voz pública que si Rafael Moreno Valle, se fue al PAN, es porque se negó tozudamente a cumplir el pacto de caballeros, que lo obligaba otorgarle la candidatura al senado de la República por el Partido Revolucionario Institucional.
A muy temprana hora, se quitó el barniz democrático y popular con el que había recubierto su candidatura, (que lo llevó al triunfo), y dejo correr el rumor, a todos luces equivocado, que sería un gobernador de mano dura, evitando, de esa manera, las manifestaciones de descontento del pueblo, y así conocer y atender las demandas de la gente mas humilde.
¿Se le olvidó que para que triunfara su candidato necesitaría del pueblo? ¿Creyó que gobernando con y para los empresarios, la continuidad de su gobierno estaba asegurada? ¿Olvido su origen de clase y creyó en los cantos de sirena del empresariado más conservador del país? Los resultados de esta política están a la vista: No lo quiere el pueblo y tampoco los empresarios. Los primeros porque se sintieron traicionados y los segundo porque son amigos ?de viaje pero no del itacate?.
Corrió de manera vergonzosa de la Secretaria de salud, previa campaña de desprestigio antes y después de la ?renuncia?, a Roberto Morales Flores, único funcionario que vestía con un tinte plural y democrático al gabinete estatal. Con esa acción dejó claro, ante la opinión pública, que su interés no era buscar a los mejores hombres para forjar una mejor Puebla, sino imponer incondicionales en todos los niveles de gobierno para hacer un gobierno absolutista. ¿Se le olvido que la unidad del partido era indispensable para lograr sus fines? ¿Por qué no unió por sus intereses a los diferentes grupos políticos; es decir porque no compartió el poder? ¿Creyó que ya tenía agarrado ?al diablo por la cola??
Esta conducta, hacía ya impensable la unidad y dibujaba un panorama político tan difícil, que hacía imposible el triunfo de Javier López Zavala. Se habían provocado enormes inconformidades entre los posibles aliados, se les infligieron numerosas afrentas, se les desprestigió, se les calumnió y por si esto no fuera suficiente, se les quitaron candidaturas y se les impusieron otras, sin más razón ni motivo, que el uso del poder por el poder.
El posterior ofrecimiento de canonjías a los cabezas de grupo, tratando de unirlos en torno a la candidatura del elegido del Gobernador, no solo no logró su propósito sino que tuvo efectos totalmente contrarios: se mostro debilidad y por tanto la oportunidad de cobrar agravios pasados y se engendró la traición.
La derrota de Javier López Zavala, no se debió a que fuera un mal candidato, no se debió a que Rafael Moreno Valle fuera un candidato muy popular y mucho menos se debió al hecho de que en la conciencia de la gente haya arraigado profundamente los principios políticos del PAN. Desgraciadamente, tampoco se debe una mayor educación política entre las masas, estamos muy lejos de tener claridad política que nos permita con conocimiento de causa, votar por uno u otro candidato, nuestro pueblo aún es fácil víctima de la manipulación de los programas sociales oficiales, aún cree que la solución a sus problemas está en el cambio de partido, aunque esta partido tenga a nuestra país en la miseria más indignante y de facto en una guerra civil.
La derrota de Javier López Zavala, es la derrota de Mario Marín Torres y su política. Es la derrota de un gobierno absolutista que engañado por sus propios autoelogios, se creyó idolatrado por el pueblo y líder indiscutible de la reacción poblana.
Ojalá esta y otras lecciones sirvan para que otros gobiernos de otros estados y el propio PRI estatal y nacional, corrijan su política soberbia y prepotente que practican en contra del pueblo, pues éste aprovecha la mejor oportunidad para cobrarse viejos agravios, aun a riesgo de perder su libertad.
*Dirigente del Movimiento Antorchista en la mixteca poblana