Senador de la República por el PAN
Caray, siempre nos falta ese plus, ese ingrediente final que hace la diferencia.
El pasado viernes millones de mexicanos se levantaron temprano y se pusieron la camiseta. Todos estaban listos para el alarido triunfal. México contra los Bafana-Bafana, la selección sudafricana de futbol compuesta por nombres que suenan a canción y tambor de guerra.
Uno de esos, Tshabalala (¿a poco no suena a música tropical) nos cambió la esperanza y nos sumió en el rezo a San Juditas. México dominaba ?para variar- e iba perdiendo ?para variar- por un descuido en la defensa -para variar.
El futbol, que no a todos gusta, hay que decirlo, pero que hipnotiza a millones de mexicanos, es también un símil de la vida y también de la política.
Nuestro país tiene abundantes oportunidades -como las que generan Giovanni dos Santos y Carlos Vela en los extremos del ataque mexicano- pero, lejos de aprovecharlas, los mexicanos las desperdiciamos.
Podemos -por ejemplo- crecer como una economía boyante, pero en lugar de eso nos perdemos en ?pleitos de vestidor?. El equipo se debilita, todos quieren estar en la delantera, pero descuidamos las líneas esenciales: La defensa y la media.
Eso, sin contar con que no pocas veces terminamos anotando en nuestra propia portería. Los autogoles no son cosa extraña en nuestro inmenso equipo llamado Sociedad Mexicana.
La mejor forma de anotar -y la única- es a través del trabajo conjunto, el despliegue del balón en acompañamiento, el soltar la pelota cuando el otro está desmarcado y con mejor perspectiva.
Sí, el balompié también deja enseñanzas.
Nuestros muchachos en Sudáfrica aún tienen esperanzas. Nuestro país, también. Todo estriba en lograr el trabajo de conjunto. En no amedrentarnos ante la adversidad. Hacer realidad lo que desde la publicidad pregona el director técnico de los verdes, Javier ?El Vasco- Aguirre:
Pasar del México del ?sí se puede? al México ?ya se pudo?.
Pero hacer de esta filosofía una práctica de vida que vaya más allá de andar en calzoncillos persiguiendo balón.
Persigamos también otros objetivos: La equidad social, la igualdad de oportunidades para que todos puedan anotar su gol, la integración de los marginados a una sociedad más justa.
Seamos mexicanos de tiempo completo.
Llevemos permanentemente la camiseta de nuestra patria.
De lo contrario, seguiremos llorando en el vestidor.
Anotemos todos. Se puede si nos vamos todos al ataque. Si todos tenemos en mente una cosa. Si trabajamos juntos.
Ya no queremos derrotas. Ya no queremos empates.
Nuestro país, en el futbol y en todo, merece ya el júbilo del triunfo.
Dejemos de ser ya los Bofones-Bofones, asustados frente a los Bafana-Bafana.