La seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación permanece olvidado en el país, mientras que el tema de la obesidad -por sí solo- se ha convertido en el referente para políticos y la sociedad en general, que hasta una ley se promulgó mas rápido que la reforma del Estado.
Si bien es cierto que la obesidad constituye un problema de salud pública, el manejo que se ha hecho recientemente de éste -podría decirse- no ha sido del todo adecuado.
La presencia de la obesidad en la población es resultado de diversos factores, de acuerdo a los expertos; sin embargo tal como se ha presentado sólo se pretende atacar por el lado de la ?comida chatarra? y que los niños en las escuelas hagan 30 minutos de ejercicio obligatorio. Además, de tener como referente inaceptable a las personas obesas
Podría decirse que el origen del problema es económico y de éste se derivan conductas de la población, como la subalimentación y malnutrición que a la postre, en algunos casos, se reflejan en otros problemas como la obesidad.
En México, las recurrentes crisis desde finales de los setenta hasta la fecha han significado el empobrecimiento de gran parte de la población, por lo que se ha visto forzada a buscar formas de allegarse el recurso con la incorporación de la mujer al trabajo (forma o informal), también los niños participan en el trabajo, se acentuó la migración o el surgimiento de negocios familiares.
Si bien la mayor parte de la pobreza se reporta en zonas rurales, también lo es que en la última década del siglo pasado se acentuaron los denominados cinturones de pobreza en las ciudades
Con la pérdida de poder de compra en las zonas rurales se vive en un círculo vicioso, el campo tiene baja productividad y bajos ingresos, de ahí la malnutrición, salud precaria y endeudamiento de las familias. Se suma la baja infraestructura y servicios básicos que privan, como deficiente nivel educativo, carencia de agua potable, energía eléctrica o vivienda con piso firme.
Similar situación se registra en zonas urbanas, con empleos precarios, bajos ingresos y malnutrición y bajo nivel educativo.
El modelo económico seguido en el país ha dado por resultado severos programas de ajuste estructural que impactaron negativamente en el gasto social, en el empleo y en el poder de compra.
Si a lo anterior se le suma la inadecuada política comercial seguida por el gobierno mexicano, donde el sector productivo resultó severamente golpeado al privilegiarse la importación sobre la producción interna equilibrada, el resultado es la ausencia de un compromiso económico político por parte del sector público.
Es la mayoría de los mexicanos la que se encuentra en situación de pobreza o deficiencia alimentaria, lo cual limita su desarrollo y competitividad personal.
Mientras tanto, otra parte de la población -una minoría- que sí tiene un buen nivel de educación y elevado poder adquisitivo se inclinó por la amplia gama de satisfactores que están disponibles pero que de igual forma incidieron en el cambio de su conducta alimentaria.
Resultado de todo ello es que las familias mexicanas destinan más del 40 por ciento de su ingreso en alimentos que son de bajo nivel nutricional, precisamente por el menor poder de compra tanto a nivel rural como urbano.
El abasto de alimentos y su calidad está relacionado con los intereses que privan entre productores y comercializados tanto dentro y fuera del país.
La manipulación de los mercados agrícolas quedó demostrada hace dos años cuando se dispararon los precios de los granos, y el año pasado se vio el sensible encarecimiento de los alimentos ante la crisis que golpeó al país y al resto de mundo. Pero, además en México las importaciones son sensiblemente superiores a las exportaciones totales.
Ya lo señalaba en su momento Julio Boltvinik Kalinka en el año 2000: ?Ser pobre alimentario significa no participar de las dietas acostumbradas y deseadas en el grupo humano a que se pertenece. Como resultado de esta condición la pobreza alimentaria implica severas carencias que pueden manifestarse en subconsumo, desnutrición, tensión social y conflicto en el largo plazo.?
Así que la mayoría de las familias mexicanas por más dinero que destinen al consumo de alimentos no satisfacen sus necesidades mínimas ni en cantidad ni en calidad.
Con todo, el gobierno (ejecutivo y legislativo) se dedica a atender un problema como la obesidad desde una sola arista, cuando su origen radica en lo económico y en lo educativo. Se requiere de una política pública integral en lo referente al derecho a la alimentación y a la seguridad alimentaria, pero una vez más ha sido dejada de lado por ambos niveles de gobierno.
Nota
Por cierto, ¿está listo el gobierno (Profeco y Secretaría de Salud) para hacer frente a la avalancha de productos mágicos y clínicas milagrosas para combatir la obesidad que surgirán (otra vez) so pretexto de la nueva ley?
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