De entrada, quiero dejar sentado que no soy enemigo personal de alguno de los personajes de los que me ocuparé el día de hoy; no me mueve algún interés bastardo, no estoy al servicio de nadie ni se me paga para disfrazar de análisis político una campaña de desprestigio en contra de algún precandidato. Es un intento, seguramente con muchas deficiencias y con muchos errores, pero absolutamente honrado y desprejuiciado, que busca hacerme y hacer claridad sobre las probabilidades que cada uno de ellos tiene de alcanzar la gubernatura del estado y las posibles consecuencias que su elección traería para su partido. Hecha esta aclaración, como dice un querido paisano mío, “paso a desglosar mis pensamientos”.
RAFAEL MORENO VALLE ROSAS. Seguramente vencerá al dogmatismo de los panistas tradicionales y, a golpe de simpatizantes, será el candidato de Acción Nacional. Aunque, no deja de ser un elemento negativo para su campaña, el hecho de que obtenga la candidatura en contra de la voluntad de los panistas de viejo cuño; su posible triunfo no se vería en peligro, pues la influencia de éstos entre los votantes es mínima. Lo que sería un factor determinante para su victoria sería el contrincante que le pusiera enfrente el PRI. Creo, con absoluta honradez, que si su contendiente fuera Enrique Doger Guerrero o Blanca Alcalá Ruiz sufriría una derrota contundente. No sucedería lo mismo si el oponente fuera Javier López Zavala. Esta candidatura le abriría a Moreno Valle la posibilidad de una campaña agresiva, que explotaría el chovinismo de los poblanos y le concedería muchas probabilidades de triunfo.
JAVIER LOPEZ ZAVALA. Su actuación al frente de la Secretaría de Gobernación y de la Secretaría de Desarrollo Social (actualmente), el apoyo que le brindan -sin reticencias- el gobernador, los industriales poblanos y la estructura priistas, al mismo tiempo que constituye su fortaleza es su debilidad, que pone en brete su triunfo. La cantidad de inconformes, dejados en su camino como funcionario, el apoyo del gobernador (que hace que la gente identifique a su candidatura como el inicio de un pequeño maximato en Puebla), el apoyo de los industriales (que lo hacen un candidato ajeno al pueblo), y el apoyo de la estructura priista (del viejo cuño), hace que los votantes lo asocien con más atraso, marginación e injusticia. Y, lo más peligroso, aunque sé de lo veleidosos que son los políticos, me atrevo a asegurar que su elección como candidato provocaría una división interna en el partido, de muy graves consecuencia, y haría imposible la unidad y, por tanto, la victoria, para superar la campaña agresiva y sucia que desataría el PRI inconforme, y el PAN. Su candidatura constituiría una ofensa, con razón o no, para la clase política poblana. Además, los votantes difíciles de convencer, es decir, profesionistas, funcionarios y estudiantes, le negarían su voto.
ENRIQUE DOGER GUERRERO. Dejó buena impresión entre el electorado su actuación como presidente municipal de la capital poblana; humanista, con relaciones en el medio académico, con imagen de hombre honrado y respetuoso del pensar de la gente. Creo que, con él, arribaría una nueva clase política para airear la vida social, económica y política de la entidad. Estas cualidades lo convierten en un candidato peligroso para los amigos del inmovilismo y el continuismo. Así se explica la guerra mediática en su contra y también las declaraciones aparecidas en diversos medios: “cualquiera menos él”; es decir el Gobierno del Estado lo tiene vetado. Su candidatura es poco menos que imposible, dado el papel de reyezuelos que el partido ha asignado a los gobernadores. Solo una revolución o una simpatía total del electorado harían posible su candidatura. Creo, con absoluta honradez, que la única alternativa posible es su alianza con un candidato que valore sus cualidades, su fuerza política, que coincida con ideales y propósitos, y que, por tanto, le brinde la oportunidad a su debido tiempo, para competir por la gubernatura, en condiciones menos difíciles. Irse con la ”chiquillada” es hacer lo que sus enemigos quieren: verlo fuera del PRI, para cerrarle definitivamente las posibilidades de gobernar.
BLANCA ALCALA RUIZ. Su labor al frente de la presidencia municipal, su bonhomía, la franqueza y honradez reflejadas en su actuar, su actitud independiente y la simpatía natural que despierta entre la gente; su imagen de mujer mesurada, valiente, independiente de mafias, y con la capacidad para establecer un gobierno de consenso sin represalias y sin venganzas de algún tipo, la ubican como la candidata ideal. El hecho de no haberse declarado, hasta el día de hoy, como posible candidata, la muestran como una mujer inteligente. ¿Se imagina el lector la andanada de intrigas, calumnias, ofensas y represiones políticas y económicas que le hubieran llovido de haber cometido tal osadía? Ahí no hay debilidad de carácter, hay inteligencia para saber cuándo, donde y cómo emprender la batalla. Es, por tanto, la candidata menos atacable, su don de gentes le permitiría lograr una candidatura de unidad, no se le podría atacar de ser parte del maximato”. Con su llegada al gobierno, nuevos vientos soplarían en Casa Aguayo, y todos los disidentes se sentirían seguros y trabajarían sin dudas ni sobresaltos.
Aquí, el verdadero problema es que, de los dos posibles candidatos con posibilidades para derrotar al PAN, ninguno cuenta con el aval del llamado gran elector, por eso termino como Don Miguel de Cervantes escribió en la portada de El Quijote: “post tenebras spero lucem.” “Después de las tinieblas espero la luz.”