22-11-2024 05:12:00 PM

Alternativas ?divinas? para combatir el secuestro

Los tres niveles de gobierno, los tres poderes del estado, la comunidad empresarial y la sociedad en general se han roto la cabeza los últimos 15 años pensando qué hacer para disminuir el altísimo índice de secuestros que desde ese tiempo se registra en nuestro país.

Desde más años de cárcel hasta la cadena perpetua, pasando por candados financieros que impidan el pago de los rescates hasta llegar a la pena de muerte, son tan sólo algunas de las alternativas que los sesudos especialistas en la materia se han planteado, sobre todo en los últimos meses, después de que se hizo público el brutal secuestro y asesinato del joven Fernando Martí.

Todas, en la práctica, no han sido más que rotundos fracasos.

Lo anterior, sin embargo, puede convertirse en el caldo de cultivo perfecto para la mentira, la manipulación y el ocultismo, elementos que en nada aportan al combate de uno de los delitos que más daña el tejido social.

El reciente secuestro y la posterior liberación de Benito Leobardo Arroyo Romero, sacerdote de Tehuacán, y el errático manejo de la complicada situación por parte de la arquidiócesis de este lugar.
Primero, la negación sistemática.

A pesar de que algunas personas declararon en su momento haber visto como el sacerdote era subido por la fuerza a un automóvil, muy cerca del edificio en donde se ubica la sede de la representación de la iglesia católica tehuacanera, y de que por lo mismo, en cuestión de minutos la versión de secuestro había corrido ya como auténtico reguero de pólvora en aquella comunidad, la negativa de aceptación de la comisión del delito, tanto a los medios como con las propias autoridades competentes para intervenir e investigar los hechos, fue la estrategia que prefirieron seguir los purpurados.

Inclusive, una vez que el sacerdote apareció, 36 horas después de su secuestro.

La aceptación de los hechos vino tan sólo después del anuncio de as autoridades locales de la detención de la banda responsable del secuestro.

Entonces, sí, a través de sendos comunicados, los purpurados reconocieron, no sólo el plagio, sino el papel protagónico que algunos de sus más poderoso personajes desempeñaron en las negociaciones con los secuestradores.

Y entonces, vino la contradicción mayor, la increíble, la que intenta sacar provecho particular a través del intento más burdo de manipulación de los hechos, lo que de paso atenta en contra incluso de la inteligencia más elemental.

En un comunicado hecho público el pasado17 de septiembre y que está firmado por el siempre protagónico obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, se relatan los hechos anteriores, salpicados con los infaltables tonos de dramatismo, importantísimos cuando se intenta vender una mentira.

Aguilar Martínez pretende hacer creer a la opinión pública que, después de que los plagiarios pidieron 2 millones de pesos de rescate, a cambio de no cortarle la cabeza al sacerdote secuestrado, por un “milagro de Dios”, éste fue dejado en libertad sin haber pagado un solo peso.

¿Cómo explicar esto?

“Por el poder de la oración”, asegura el obispo.

En un comunicado previo, enviado a los medios un día antes por el encargado de Comunicación Social de la arquidiócesis, José Santos Méndez, ya se adelantaba el increíble desenlace:

“Aclaramos que el rescate que se pagó fueron las miles de oraciones que el pueblo cristiano católico ofreció a Dios trino y uno, al unirse como en muchos casos por el bien de todos. Una vez más se constató el poder de la oración a Dios, quien nunca abandona a su pueblo y es así como constantemente se ve fortalecido”.

Lo anterior fue confirmado un día después en la misiva firmada por el propio Aguilar:

“No pretendo narrar las peripecias de la negociación; sólo que yo no podía prometer gran cosa de dinero, pues la Diócesis no cuenta más que con las limosnas de los feligreses. En fin, tras unas 36 horas de secuestro, bruscamente dejaron libre al padre, sin haber pagado nosotros ningún rescate económico”.

¡Milagro! clamarán los siempre ignorantes defensores del oscurantismo.

Por favor.

El secuestro del cura de Tehuacán fue perfectamente planeado por una banda de profesionales que operaron el plagio, conociendo con gran precisión la realidad económica de la arquidiócesis y su capacidad de disposición de grandes cantidades de dinero en efectivo.

¿Arrepentimiento?

Sí, como no.

Desde la misma génesis del delito, los criminales eligieron como objetivo a un representante de la iglesia católico, no tuvieron empacho en privarlo de su libertado, mantenerlo retenido más de un día, realizar las llamadas de amenaza y solicitud de rescate y después de semejante riesgo, en el momento culminante, en donde recibirían el dinero, los secuestradores son víctimas de una súbita iluminación divina producto de las “miles de oraciones” a las que hacen referencia los comunicados y deciden al final liberar al cura sin un solo centavo de por medio.

Al final, en el colmo de la mala suerte, los arrepentidos maleantes son detenidos por las autoridades y seguramente pasarán el resto de sus días tras las rejas.

Increíble.
Lo cierto es que, todo este rosario de mentiras busca desmarcar a la iglesia católica de una contundente realidad: es un secreto a voces que la situación económica de sus diócesis es más que boyante y por lo mismo, sus ministros de culto se han convertido en blancos muy atractivos para las bandas de secuestradores.

Lo anterior, para la autoproclamada “Iglesia de los pobres” es una contradicción mayor que hay que evitar aunque sea con mentiras flagrantes disfrazadas de milagros inexistentes.

latempestad@statuspuebla.com.mx

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