Que nadie se haga bolas.
Y menos que empiece con las guerras de las encuestas.
Cada aspirante juega con sus números, estadísticas y proyecciones de quienes no se cansan de venderles espejitos.
La única encuestadora que influirá en la decisión final será el CISO de la BUAP. Será la que medirá a las empresas nacionales, especialistas en estudios de opinión, a través de los resultados entregados.
Sí, mismo que con el tiempo se ha convertido en el factor clave para definir disputas políticas, incluso por encima de los datos oficiales del Programa de Resultados Electorales Preliminares.
En los últimos comicios (federales, estatales y municipales) basta que el CISO presente los resultados para que todos queden satisfechos en términos del desenlace del proceso.
La ruta seguida por el CISO de la BUAP ha sido larga para ganar credibilidad.
De hecho, la línea de confiabilidad que maneja el organismo, encabezado por Jorge David Cortés, es muy clara y precisa.
Precisamente porque la sociedad confía en el trabajo del CISO que el gobernador Mario Marín Torres encomendó el trabajo de medición de los aspirantes a Casa Puebla y el Palacio de Charlie Hall.
Lo que definió todo fue la decisión del rector Enrique Agüera de continuar en la institución que ha dado gobernabilidad a los procesos políticos en los últimos sexenios.
Nadie le podrá reprochar nada a la Universidad.
Por eso, quien presente encuestas “patito” o pretenda influir en otras empresas, encargadas de estudios de opinión, perderá su tiempo.
Está claro que el trabajo del CISO será comparado con otra firma: María de las Heras, la misma que en los últimos procesos ha trabajado evaluaciones para el poder.
Sin embargo, la última palabra la tendrá el CISO de la BUAP.
Algunos aspirantes de hecho han entablado acercamientos con Roy Campos de Consulta Mitosfky, pero en verdad no formará parte de los trabajos.
Aunque oficialmente se habla de noviembre como el mes clave para definir conocimiento, confianza e intención del voto, lo cierto es que las evaluaciones ya están en marcha.
El CISO surge como producto de la necesidad de contar con una dependencia universitaria comprometida con el análisis objetivo de la investigación en el campo de la opinión pública.
Es así como el 1 de enero de 1996 se funda el centro de investigaciones sobre opinión pública (CISO) con un grupo de profesionistas de las áreas económico- administrativas. Para este entonces representaba la primera institución no privada en el estado de Puebla, y quizás de la región de la región, dedicada a la aplicación de encuestas y una de las pioneras en general gracias a la visión de un grupo académico que preocupado por descubrir nuevos horizontes en el paradigma opinión versus acciones o estrategias.
A lo largo de diez años de vida, el Centro de Investigación Sobre Opinión Pública, tiene en su haber más de 350 estudios, cerca de 350,000 entrevistas, más de 50 sesiones de grupos de enfoque y 17 Encuestas de salida de casilla de procesos electorales constitucionales y procesos de selección interna de candidatos de diferentes políticos, dependencias y organizaciones.
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