19-04-2024 09:19:03 PM

La única forma de hacerse escuchar

Existen acontecimientos en la vida cotidiana de la sociedad que, con el poder de los medios de comunicación, alcanzan la más rápida y amplia difusión; los medios masivos de comunicación (muchos sujetos a una serie de intereses políticos y económicos) difunden o callan ante ciertos fenómenos sociales, según convenga a quienes detentan el poder. 

Prueba de ello es el hecho de que -afuera de Casa Aguayo- los campesinos, colonos, estudiantes, maestros, comerciantes y trabajadores del transporte, organizados en el Movimiento Antorchista, mantienen un plantón desde hace más de un mes, ante la falta de respuesta del gobierno estatal a diversas necesidades.

Los antorchistas hemos tenido que instalar un gran campamento, para esperar -día y noche- (desde el pasado 13 de mayo), a que el gobernador Mario Marín cumpla con varios compromisos contraídos (en algunos casos desde hace dos años) y se decida a resolver las carencias de servicios públicos y los problemas políticos, que grupos de poder enquistados en varios ayuntamientos de la mixteca poblana han provocado en perjuicio de pueblos enteros.

Se trata de un movimiento que busca la equidad social, política y económica, para miles de poblanos que han vivido marginados durante toda su vida. En una palabra, luchan por la justicia más elemental, por lo mínimo que todo gobierno de nuestros tiempos debería procurarle a sus gobernados, sin necesidad siquiera de que alguien se lo solicite.

El reclamo de los manifestantes es auténtico y legítimo, además dura ya cuatro semanas, sin que se vea claro para cuando será atendido. Por eso, el plantón antorchista es un fenómeno político de la mayor importancia para la vida de la sociedad poblana; sin embargo, poco o nada se dice de él. En cambio, contrasta el hecho de que aparezcan -en ciertos medios- notas y fotos  del gobernador repartiendo recursos de manera personal o a través de sus funcionarios. 

Es decir, con esa propaganda, el jefe del Ejecutivo estatal actúa como si afuera de sus oficinas de la 14 Oriente no pasara nada. Pero los antorchistas no nos engañamos.  La distribución de recursos no depende tanto de la disponibilidad en las arcas del Estado sino de la voluntad política que exista para atender a la gente, según pertenezcan a determinada corriente o agrupación política.
Sólo así se puede explicar el hecho de que, por una parte, la publicidad difunda las giras de trabajo del gobernador para entregar obras y recursos en diferentes partes del estado y, por otra, se ignore la protesta popular y el gobierno argumente falta de recursos para solucionar las demandas de los antorchistas poblanos.

Ante esa política, el pueblo pobre organizado tiene la necesidad de hacer uso de su legítimo derecho a la manifestación pública, porque es la única forma de hacerse escuchar. Por eso, con todo lo que pudiera resultar molesto para la ciudadanía, la lucha seguirá. Todos los días continuarán las marchas, los mítines en Casa Aguayo, los eventos culturales y la colecta pública; actividades que cesarán en el momento en que el gobierno de Puebla atienda nuestras demandas.

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