30-04-2024 06:10:31 PM

Dos ejemplos que motivan nuestra protesta

El Movimiento Antorchista cumple ya un mes de plantón frente a Casa Aguayo, exigiendo al Gobierno del Estado la realización de diversas e importantes obras, para que los más humildes de Puebla tengan la mínima oportunidad de acceder a niveles de bienestar social, propios del ser humano y acordes con los progresos del siglo XXI.

Para que la opinión pública juzgue si nuestras peticiones son justas  o no, me permitiré dar los siguientes ejemplos: Huitzilan de Serdán, cuya población indígena está mayoritariamente organizada en Antorcha  Campesina, ha solicitado -desde el 2007- la construcción de un Hospital Integral. Para nadie son desconocidos la pobreza, la marginación y el atraso general que predomina en las poblaciones indígenas. Esto las hace presa fácil de las enfermedades más comunes y casi exclusivas de los pobres, tales como: diarrea, cólera, parasitosis, tuberculosis y otras. A esto hay que sumarle las enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes y el cáncer.

Huitzilan no puede ser la excepción. Un estudio practicado a 200 señoras (de una población de más de cinco mil habitantes) arrojó el escalofriante dato: 150 mujeres padecen cáncer cérvico-uterino. La cifra, por sí sola, hace no sólo indispensable sino urgente la construcción del Hospital Integral en Huitzilan de Serdán. Por eso, es realmente indignante que la respuesta del Gobierno del Estado a nuestras solicitudes sea la prepotencia, la soberbia y la cerrazón.

Otro dato más reciente. La semana pasada, en el tianguis de San Martin Texmelucan, ocurrieron hechos que pusieron en peligro la vida de diversos comerciantes y compradores, pero no sólo eso, el tianguis de referencia ha sido y es víctima de ladrones de todo tipo, cuyo florecimiento se debe al apoyo que les brindan los líderes corruptos y diversos funcionarios del gobierno (quienes no únicamente obtienen altos porcentajes de las “ganancias” de lo robado, sino que también los usan como grupo de choque para presionar y someter a posibles disidentes).

Pero, como no hay mal que dure cien años, los comerciantes eligieron democráticamente al comerciante Martín Gallo, como alternativa de solución al mal que amenaza acabar con su fuente de trabajo.  Desde su ascenso (en el mes de febrero de este año), Martín se ha dado a la tarea de recorrer todas las instancias gubernamentales encargadas de proporcionar seguridad, solicitando que se envíe un destacamento policial, suficiente en número, para detener o ahuyentar a los maleantes.

Contario a lo que se esperaba por parte de las autoridades gubernamentales de todos los niveles, en el sentido de atender su petición,  las gestiones han dado como resultado un mayor número de asaltantes y una mayor agresividad. Así lo prueban los hechos acaecidos el martes pasado, cuando un grupo de sicarios, encabezados por el “Cuco”, con arma en mano, amenazaron de muerte a  Martín y alteraron la paz pública, echando tiros al aire; todo, en represalia a la petición de los comerciantes de contar con seguridad y tranquilidad, tanto para los agremiados como para los miles de mexicanos que cada semana acuden a comprar diversos productos en ese importante mercado popular.

Ante estos hechos, sólo obtenemos el silencio y la indiferencia del gobierno estatal, cuando,  por la cantidad de beneficiados y la gravedad de los hechos, deberían de ser atendidas éstas y otras demandas de miles de poblanos,  pues, en el primer ejemplo, demostramos que se trata de atender a miles de indígenas de la Sierra Norte, que tienen derecho a la salud.

En el segundo ejemplo, el gobierno debe dar muestras, por salud pública, de que está dispuesto a poner un alto a la criminalidad y al abuso de poder, trátese de quien se trate, ya que hay que rescatar de las manos de la delincuencia a uno de los tianguis más grande América Latina, fuente de ingresos para miles de familias mexicanas. Además, las autoridades deberían proteger la vida de un líder honrado (también muy escasos en estos tiempos tan corrompidos).

Mientras eso no ocurra, seguiremos en plantón el tiempo que sea necesario, pues las necesidades de los miles de poblanos que votan en épocas de elecciones así lo exigen y, si es necesario, promoveremos el voto blanco entre nuestros compañeros; todo, con tal de que sus demandas sean atendidas.

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