02-05-2024 01:40:40 PM

¡Por todos los caídos?!

Así inició la consigna que todos los antorchistas, que nos reunimos el pasado 6 de junio en Tecomatlán, gritarmos a una sola voz, como una forma de rendir homenaje a los miembros de la organización que cayeron en la lucha. Durante los 35 años de combate a la pobreza, hemos tenido que soportar, no sólo ataques mediáticos de nuestros detractores (a los que cada día se suman más, siempre con los mismos “argumentos”), también hemos tenido que soportar los más cobardes asesinatos (como el que días pasados ocurrió en el estado de Guerrero, contra Alfonso Cruz Rivera, antorchista y campesino ultimado a balazos, de la manera más cobarde); tal y como lo ha sido la inmensa mayoría de los homicidios cometidos contra nuestros mártires.

En más del 50 por ciento de los estados de la república mexicana, la fundación, desarrollo y trabajo de Antorcha ha costado –literalmente- sangre, sudor y lágrimas. Y, de ese 50 por ciento, un 30 por ciento lo han puesto los estados de Puebla, Guerrero y México, además de Veracruz y Oaxaca. Cierto es que si le echáramos un vistazo a los archivos de los medios informativos, gran parte de las notas nos pondrían como responsables de esos homicidios, pero la triste realidad es muy distinta; somos nosotros quienes, cada 6 de junio, pasamos lista y rendimos homenaje a nuestros compañeros caídos, incluidos aquellos a quienes se les acusa injustamente de haber asesinado por diferencias políticas. ¿Cuál partido u organización social de los que se dicen agredidos por Antorcha hacen lo mismo?

¿Cuál de ellos puede listar a sus caídos? Veo muy difícil que alguno de los “líderes” que nos acusa de asesinos pueda probar su dicho, pero quien tenga las pruebas que las presente. De todos los estados mencionados, destaca por la cantidad y saña de homicidios Puebla, con sus municipios  Huitzilan de Serdán y Tecomatlán; ambos tienen algo que los identifica y hermana: en los dos, los enemigos de los pobres se lanzaron con todo para detener el avance de Antorcha, no dudaron un segundo en asesinar a los líderes y, en el caso de Huitzilan de Serdán (como en el de Guerrero) todos los días eran enviadas amenazas veladas y abiertas, para intentar desanimar a los pobres a buscar una vida mejor.

Toca a los huitziltecos a decidir si quieren regresar a vivir como peones y sufrir las vejaciones de la UCI (tales como el derecho de pernada) o seguir construyendo un municipio con escuelas, con servicios y, sobre todo, ver a sus hijos felices y a las familias unidas; nada de esto último se veía hace 25 años. En Tecomatlán, desde hace 35 años, el pueblo ha sufrido transformaciones que asombran al visitante más incrédulo. Todo, a costa de la sangre derramada por los mártires del 6 de junio y subsecuentes, pero, los tecomatecos están convencidos de que todo valió la pena, pues -hoy por hoy- este municipio es el orgullo de los antorchistas de todo el país y de los mismos enemigos de Antorcha, nacidos de Tecomatlán.

Así pues, este 6 de junio, los antorchistas mostramos que estamos de pie al reuniros en la cuna de nuestro movimiento, para decirles a nuestros caídos y a la opinión pública que, aunque lento, seguiremos avanzando; las muertes no han sido en vano, por el contrario, hoy estamos en todas las entidades del país, gracias a su granito de arena. Cada día son cientos y cientos de colonos,  campesinos, maestros y estudiantes los que se acercan a nosotros, para conformar una organización política más poderosa, que pronto le ofrezca a todos los mexicanos una vida mejor. Fue el mejor homenaje que les podemos rendir. Por ello dieron la vida.

 

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