La ciudad de Puebla a lo largo de sus 478 años de historia ha recibido a hombres y mujeres de distintos lugares del país y del mundo, quienes han contribuido significativamente en su conformación y grandeza. Durante la primera mitad del siglo XX arribó a nuestra ciudad el Dr. Hugo Adelbert Henry Leicht Meyer, hombre de vasta cultura, especializado en lenguas clásicas y modernas, con doctorado en Letras, quien llegó para ocupar el cargo de director del Colegio Alemán en Puebla.
En el Archivo General Municipal de Puebla, en la serie denominada registro de extranjeros, se encuentra el expediente número 671, correspondiente al Dr. Leicht, quien declaró como fecha de nacimiento el 27 de agosto de 1881, en la ciudad de Hamburgo, Alemania.
Ingresó al país en abril de 1918 por Tapachula, Chiapas, procedente de Guatemala, acompañado de su madre la señora Adelheid Emma Meyer, viuda de Leicht, declarando tener su residencia en Puebla en la avenida 11 poniente 1512.
El paso de Leicht por Puebla ya es perenne, con disciplina y amor, dedicó varios años para investigar su historia, fruto de tales esfuerzos es el libro Las Calles de Puebla, cuya primera edición data de 1934, magna obra con aportes históricos que la han convertido en un clásico de la historiografía poblana, vigente a más de 50 años de la muerte de su autor.
Su obra tuvo como objetivo realizar un estudio de cada una de las calles que conformaban la ciudad de Puebla, un ejemplo de ello es la investigación que el doctor realizó de la llamada “calle del estanco de Mujeres” (avenida 6 oriente 1) llamada así porque en la segunda casa de la acera sur número 5 se instaló “la fábrica de cigarros que labraban las mujeres”, aparece con este nombre en las ordenanzas de Flon de 1796 y en el plano de Ordoñez de 1849.
En el prefacio escribió (navidad de 1930), que cuando se le separó de la dirección del Colegio Alemán, “sintiendo cariño por la hermosa ciudad de Puebla, de nobles tradiciones… consagre mis estudios a la historia local”.
Con severos apuros económicos, tuvo que vivir durante cinco años de la generosidad de diversos benefactores, los que menciona con agradecimiento, la lista es larga, destacándose poblanos connotados como el licenciado Miguel Marín Hirschmann, Bernardino Tamaríz Oropeza, José Luis Bello, Francisco Pérez Salazar, María Gil, José Rivero Carballo, Tomás Furlong, entre otros.
Su benefactor y amigo el licenciado Miguel Marín, escribió en la presentación de la 2ª edición de Las Calles de Puebla (1966), que con ayuda económica de varios poblanos, el Dr. Hugo Leicht emprendió el estudio de la historia de Puebla, pasando largas horas en los archivos y bibliotecas, con la conclusión de su obra en 1930, pero apunta que aún cuando el libro en la portada registra el año 1934, realmente salió a la luz pública hasta 1936.
Con el respeto ganado el gobernador lo nombró encargado de la Biblioteca Palafoxiana, también fue miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias “Antonio Alzate”, México; del Instituto de Geografía Nacional de Puebla; miembro fundador de la Sociedad de Historia y Conservación de Monumentos del Estado de Puebla y miembro activo del Instituto Mexicano de Investigaciones Lingüísticas de México.
Retornó a Alemania en abril de 1939, con la confianza de regresar pronto a tierras mexicanas. Desafortunadamente la situación política europea y en especial la alemana, no le permitió cumplir sus deseos.
Por la correspondencia sostenida con el señor Marín, sabemos que trabajó en el Instituto Hispano- Americano- germánico en Berlín. Durante la guerra no tuvo noticias del Dr. Leicht, es hasta abril de 1947, cuando le comunicó de su estancia en Oslo, Noruega.
Conocedores de las lamentables condiciones de vida en la Europa de la postguerra, sus amigos poblanos le remitieron víveres y ropa para tratar de ayudar en algo su precaria situación, también efectuaron gestiones para lograr su regreso. Desafortunadamente las diligencias no prosperaron y no pudo volver.
Para principios de 1952, ya con vientos de paz y reconstrucción en el viejo continente, parecía que por fin podría regresar a México, pero nuevamente la adversidad lo acechó. Gravemente enfermo, en marzo del citado año, fue hospitalizado escribiendo que estaba “sólo y abandonado”.
El 15 de agosto de 1952, el erudito alemán que alguna vez recorriera las calles de Puebla con cariño entrañable e interés de un hombre de ciencia, dejó de existir.
Su deseo de retornar a la amada Puebla, solo pudo ser cumplido muchos años después. En diciembre de 1965, el cabildo aprobó la propuesta del regidor Manuel Sánchez Pontón, de llevar a cabo las reinhumación de los restos del Dr. Hugo Leicht a la ciudad de Puebla, con la celebración de un homenaje a la memoria “de quien con tanto afecto se dedicó al estudio de la ciudad”.
Al año siguiente (1966), sus restos mortales fueron trasladados a la Angelópolis y descansan junto a los de su madre en el cementerio francés.
Fuente: Archivo Histórico Municipal.