04-05-2024 02:45:45 PM

Cuando los números encueran…

Sí, la verdad es que les dolió y mucho.


Y con razón.


La encuesta publicada en Status hace un par de días y que muestra con claridad que las distancias electorales entre partidos, por lo menos aquí en la capital, se han reducido de tal manera que técnicamente se puede hablar de un empate entre PRI y PAN, le quitó el maquillaje al discurso triunfalista del tricolor y los ubicó en su justa realidad.


Por eso la reacción virulenta.


Por eso las descalificaciones.


Y es que, los tibios abanderados priistas podrán pasar a la historia como aquellos que se encargaron de dilapidar una ventaja de cerca de 12 puntos porcentuales en un tiempo no mayor a cuatro semanas.


Increíble, sí, pero a la vez vergonzoso.


Sin embargo, lo que realmente le produjo más dolor a los dirigentes del ex partidazo fue que la encuesta realizada por el Beap coincide casi con la precisión de un cirujano con los estudios de opinión internos que ha mandado a hacer el partido.

Sí, esas que jamás se publicarán o que si algún día ven la luz, lo harán previo “cucharazo”.


Así es.           


Nadie mejor que ellos está consciente de que en la práctica, algo está saliendo terriblemente mal en la estrategia.

Que se enfrentan a un escenario que ni siquiera consideraban al inicio de la contienda y que aquel discurso triunfalista y optimista que se manejo de manera obsesiva hasta hace muy poco, se ha convertido en preocupación extrema, y en la necesidad de replantear estrategias si es que se quiere en verdad ganar los distritos de la capital.


Los buenos augurios y las promesas de “carro completo” al interior del priismo poblano se han transformado abruptamente en regaños, reclamos, recriminaciones y repartos de culpas.


Qué sabias parecen ahora aquellas voces que aseguraban que el partido se jugaba un albur muy riesgoso al llevar a cabo un proceso de selección de candidatos basado en criterios como el compadrazgo, el amiguismo y los compromisos de grupo, dejando a un lado los siempre valiosos criterios de rentabilidad electoral.


Ni hablar, hoy sufren las consecuencias.


Otra realidad que explica el dolor tricolor, tiene que ver con la propia reacción que han mostrado los sectores del partido, los seccionales y los operadores electorales en torno a los candidatos de la capital.


Algunos aseguran que de plano no hay nada que hacer.

Otros más se muestran reacios a cerrar filas en torno a ellos y se niegan a trabajar por su causa argumentando “falta de legitimidad interna”, es decir, que se trata de abanderados designados bajo el unilateral criterio del “dedazo” y que no representan las necesidades reales de lo que ellos llaman el “auténtico priismo”.

Lamentablemente, la misma falta de madurez y de capacidad que mostraron los dirigentes del tricolor al momento de seleccionar a sus candidatos, a los supuestamente mejor preparados y mejor posicionados para enfrentar los retos de una elección, la enseñaron al descalificar a la empresa que realizó la tan incómoda encuesta.


Esa misma que en ocasiones anteriores, cuando el método aplicado así lo mostraba, pronosticaba triunfos electorales del PRI y era aplaudida sin reserva por quienes ahora no escatiman adjetivos para denostarla.


La descalificación pone en duda, sin fundamento alguno, el trabajo de profesionales que han mostrado su capacidad, efectividad y honradez en cientos de ocasiones anteriores y como diría el clásico: “eso, no se vale”


La misma energía y la misma hombría que hoy utilizan los priistas para descalificar una encuesta que hoy no les favorece, les debería servir para encontrar el valor de realizar un proceso de autocrítica serio, que les explique el por qué hoy la realidad no se ajusta a su visión particular.


Si lo hacen, encontraran a los verdaderos culpables de su debacle.

Porque están ahí, adentro, aunque de plano no lo quieran ver.

 

latempestad@statuspuebla.com.mx

 

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