La natalidad prevalece como el factor más dinámico de presión demográfica, en virtud de su crecimiento, verificable en el tiempo. Los nacimientos se producen como una decisión planeada o contemplada, en función de las condiciones económicas de un hogar, para aceptar a un nuevo integrante; cuando no existe el apoyo de un hogar sobrevienen complicaciones que afectan principalmente al infante, lo que puede ocurrir independientemente del nivel socioeconómico de los padres.