Felicitaciones fingidas y dogmatismo. Solidaridad y oscurantismo. Alabanza y misoginia. Reconocimiento y regresión. Apoyo y machismo.
Esto y más es lo que se ha vivido en estos últimos diez días en Puebla, y puede ser el ambiente que prive en la entidad si se reforma a la Constitución del Estado.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), se realizaron celebraciones y conmemoraciones, y también se conoció de la iniciativa confabulada por el PRI-PAN y PANAL.
Por un lado se “celebra” a la mujer, y por otro se le manda a la cocina.
Por un lado se conmemora a la mujer, y por otro de un dedazo se pretende anular su participación económica en la sociedad.
Se celebra a la mujer y se pretende ensalzar los estereotipos sociales políticos y económicos que sólo alientan la discriminación y la violencia contra las mujeres.
Se conmemora a la mujer y se olvida la lucha y el derecho por las labores compartidas en el hogar.
Se celebra a la mujer y se le hace menos como un ser con pleno derecho para decidir sobre su vida y su cuerpo.
Se celebra a la mujer y se pretende avalar que sin una pareja (hombre) a su lado no tiene familia ni vale algo.
La alianza PRI-PAN-PANAL pretende reformar la Constitución del Estado de Puebla para establecer que la única forma de familia es la de padre y madre y sus hijos; que la única organización de la familia es el matrimonio entre hombre y mujer; además que “la vida humana debe ser protegida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”,
Y como graciosa concesión los legisladores proponen que “el trabajo de la madre, en casa, debe ser reconocido y respetado por su valor para la familia y la sociedad”.
Ante la iniciativa, en qué plano social, político y económico quedan los 2 millones 912 mil de mujeres poblanas que representan el 52% de la población total del estado.
Dónde quedan los derechos en todos los aspectos de las 289 mil mujeres que son jefas de hogar (23.6% del total de los hogares en el estado). Es decir, que mantienen a los integrantes del hogar.
¿Y, por ser jefas de hogar, que en su mayoría no tienen pareja, ya no son una familia?
Esas mismas jefas de hogar -suponiendo que todas sean mamás- pues tendrán que hacer las labores domésticas. ¿Y dónde queda la responsabilidad de labores compartidas de hijos, hermanos o parejas?
La propuesta de reforma hará que un millón de mujeres poblanas continúe realizando trabajo doméstico sin pago alguno en su propio hogar. ¿Si bien les va, les dirán gracias con la reforma?
Y aún más, otras 800 mil mujeres que actualmente sí reciben pago por dicha actividad, pues se los quitarán porque sólo “debe ser reconocido y respetado”.
Dicha reforma, propiciará la discriminación y reforzará los estereotipos, pues una mujer económicamente activa, que trabaje fuera del hogar al momento en que quede embarazada como ya será mamá pues deberá “quedarse en casa para que le reconozcan su labor”.
Más contradictorios e incongruentes los legisladores no pueden ser, pues apenas el 22 de agosto de 2008 se promulgó una ley que ellos mismos aprobaron: “Ley para la igualdad entre mujeres y hombres del estado de Puebla”; la cual en sus Ocho Capítulos y 47 artículos establece el Estado tendrá como objetivo “la eliminación de los estereotipos que fomentan la discriminación y la violencia contra las mujeres.”. (Art. 39)
Y como dicha ley, toda, se contrapondría a lo que señale la Constitución una vez reformada, pues automáticamente queda derogada.
Por cierto ¿dónde están el Instituto Estatal de la Mujer, el Instituto Municipal de la Mujer, las organizaciones civiles, no gubernamentales que se dicen representantes y defensoras de mujeres y de hombres?
Lo dicho en Puebla: Dogmatismo, oscurantismo, misoginia, regresión, machismo, y todo con la bendición papal.
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