El Instituto Poblano del Deporte hace caso omiso a atletas pertenecientes a la Asociación Poblana de Actividad Física y Deporte para Adultos y Ancianos A,C, quienes en reiteradas ocasiones han denunciado diversas irregularidades y abusos cometidos por su presidente, Juan Hernández.
De entrada, este hombre asegura ser amigo personal de Salomón Jauli, titular del Instituto, y que por eso se encuentra protegido ante cualquier denuncia que intentaran llevar a cabo en su contra los miembros inconformes de esta asociación.
Al juzgar por la opacidad que ha mostrado esta instancia en atender las inconformidades de los deportistas, tal parece que así es.
Hernández se comporta con sus agremiados como un auténtico dictador de república bananera.
En principio, su presidencia es de dudosa legitimidad.
Fue elegido tan sólo con el 22% de los votos del total de los agremiados, cuando los estatutos establecen claramente que para presidir la AC es necesario contar con el apoyo de la mayoría, es decir, por lo menos el 50% +1.
Además, ostentándose como “psicólogo especializado en deportistas” es él quien decide qué atletas deben de participar en determinadas competencias y en qué disciplinas.
Curiosamente, sólo quienes son parte de su cada vez más reducido grupo de paleros logran colarse a los eventos más importantes.
Por supuesto, faltaba más, el tema económico es también motivo de conflictos.
Los miembros de la asociación tienen severas dudas sobre el manejo de algunos apoyos que han recibido para realizar su actividad deportiva.
No saben qué fue lo que pasó con recursos que en teoría iban a ser destinados para ayudar en la compra de uniformes y calzado deportivo y como estímulos a quienes obtuvieran buenos resultados en competencias.
Jamás vieron un centavo.
Por cierto, el gobierno estatal decidió apoyar a los atletas miembros de esta asociación absorbiendo el costo de su traslado a la Ciudad de México para participar en el Nacional Master del año pasado.
Aún así, Hernández decidió a cobrar a cada uno de los participantes el costo del transporte e inclusive marginó del viaje a atletas con oportunidades reales de obtener triunfos, precisamente por no contar con la capacidad económica para pagar su boleto.
Asqueroso ¿no?
Por si fuera poco, sin explicación alguna o justificación de por medio, decidió aumentar en 100% las cuotas para los miembros, quienes no ven un solo beneficio adicional con la medida.
Quienes no pagan, son dados de baja de inmediato de la AC.
Ya como cereza del pastel, este hombre ha contratado entrenadores de dudosa capacidad, lo que ha provocado un aumento importante en el número de atletas que presentan lesiones físicas, en algunos casos que ponen en duda su continuidad en el deporte.
Ahora bien.
¿Por qué la negativa constante del Inpode para apoyar a estos atletas, cuando han traído triunfos como el del nacional de San Luis?
¿Qué tipo de intereses, más allá del compadrazgo con Jauli, existen que el instituto se aferra a mantener a Hernández en la presidencia?
A la luz de estos hechos, qué vacío, qué cursi y que falso resulta el discurso de Jauli cuando se vende como el auténtico prócer del deporte poblano.
Mientras injusticias como esta se sigan dando en las distintas agrupaciones de deportistas poblanos, y el Inpode las tolere, las constantes lágrimas que derrama Salomón cada vez que hay una cámara cerca, serán sólo de cocodrilo.
latempestad@statuspuebla.com.mx