02-05-2024 09:55:10 PM

Buenos candidatos, triunfo seguro

 

Dirigente del Movimiento Antorchista en la mixteca poblana

 

Para nadie es desconocido que en 2009 se celebrará un evento político de gran importancia a nivel nacional: la elección de los nuevos diputados que integrarán el Congreso de la Unión. Una vez más, estará en juego el rumbo político que deberá seguir nuestro país. Si el partido de derecha gana la mayoría, muy seguramente tendremos una política nacional más acentuada en lo económico a favor de los poderosos y, en lo social, en contra de los menesterosos. Ya hoy esto se deja sentir, tanto por la política represiva de algunos gobernadores en contra de las organizaciones sociales como por la política económica del presidente de la república.

 

Es por tanto, social y moralmente necesario que los partidos, que en sus principios y declaraciones dicen ser defensores de las causas populares, no olviden la gran tarea histórica que les corresponde en la contienda electoral que se avecina: lograr la mayoría en el Congreso de la Unión, para delinear una política que acabe -de una vez y para siempre- con la pobreza y la injusticia social. Ante el rotundo fracaso de la política neoliberal, es urgente volver los ojos a los economistas clásicos, que siempre plantearon (como única salida a la situación caótica que ahora nos enfrentamos) la justa distribución de la riqueza social. Claro está que estas posiciones sólo las pueden plantear, defender y aplicar diputados y senadores, con un profundo compromiso social. ¡He ahí el meollo del asunto!

 

Para lograr la mayoría deseada, los dirigentes partidistas deberán elegir como candidatos a ciudadanos que estén realmente en el ánimo de los votantes; que sean personas identificadas plenamente con el pueblo, honradas, trabajadoras, amigas del progreso, la paz y el desarrollo. Es necesario desterrar prácticas de políticas de antaño, tales como el compadrazgo, la imposición, la compra de candidaturas y otras, pues fueron éstas las que precisamente hicieron perder -en un pasado no muy lejano- la presidencia de la república al Revolucionario Institucional.

 

Los que se crean posibles candidatos deben dejar de chantajear, presionar con malas artes y aceptar las reglas del juego, que deberán ser aplicadas con mucha imparcialidad y objetividad (para ser acatadas por todos como norma válida de selección). Molesta mucho a los votantes la imposición  de candidatos, saber que alguien llega por el “gran mérito” de ser pariente, amigo o compadre del gobernador en turno, o como premio a la flexibilidad de su columna vertebral.

 

Deseo vehementemente que el Partido Revolucionario Institucional haga un estudio de opinión serio, objetivo y veraz, que le evite deserciones, divisionismos, y que, cuando estas sucedan (porque es imposible evitarlas totalmente), el triunfo de sus candidatos en las elecciones constitucionales sea la prueba más contundente de que en la selección previa se procedió con honradez e imparcialidad.

Quiero, por último, anticiparme a posibles malas interpretaciones que pudieran originar mis sencillas reflexiones: no aspiro ni busco, y mucho menos reclamo, candidatura para mí o para mis compañeros, tampoco hablo por la herida. Mi opinión obedece a la preocupación que me invade -como mexicano y como priísta- del futuro de nuestro país; evitar que nuestra nación caiga en manos de obscurantistas que supriman de tajo nuestras libertades, que tanta sangre han costado.

 

Este es el único motivo que me impulsa a exigir a mi partido candidatos con raigambre en el pueblo. Iniciar el camino rumbo a la recuperación de la presidencia de la república con un triunfo en las elecciones federales de 2009  es una tarea impostergable. Ahora o nunca. Toca a la dirigencia escuchar a las bases.

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