El Círculo Español de Puebla decidió entregarle el premio al “Español del Año 2008” ni más ni menos que al arzobispo Rosendo Huesca y Pacheco.
Sobra decir que el hecho indignó a cientos de representantes de la colonia española en Puebla los cuales hicieron todo lo posible por poner de manifiesto dicha inconformidad.
Antes de que se molesten los herederos de Torquemada, los hijos del verbo encarnado y las Carmelitas descalzas, vale la pena aclarar que la indignación no tiene nada que ver con asuntos de intolerancia religiosa.
Lástima para quienes se rasgan las vestiduras inventando persecuciones a la Iglesia católica en un país con más de 90% de ciudadanos que profesan esa religión.
Según su lógica, es el ratón el que persigue al gato.
Ni como ayudarlos.
Pero regresando al tema, la indignación de los descendientes españoles, pilares por cierto de la comunidad católica poblana, tiene que ver con la aberración que significa entregarle la distinción a un ciudadano no sólo no nacido en España, sino que sin ningún tipo de relación de descendencia ni ligas con ese país.
Así como lo lee.
Los precursores de semejante estupidez decidieron incluir a la comunidad de Santa María Ejutla, Oaxaca, lugar de nacimiento de Rosendo Huesca, a los alcances geográficos del territorio español.
¿Cómo la ve?
Brillantes ¿no?
No se vaya con la finta, tampoco se trata de una cuestión de discriminación racial.
La distinción, desde su misma creación, ha sido entregada a ciudadanos españoles que han realizado aportaciones importantes a la vida social, empresarial o cultural de la entidad.
En el mismo nombre el premio lleva la intención “El Español del Año”.
No se llama “El Mexicano del Año” o “El Cura del Año” o “La Buena Conciencia del Año”, ni “La Sotana del Año”, ni nada parecido.
Sin embargo, este 2008 algo cambió.
El famoso Círculo Español, consciente de la polémica que iba a generar con la designación, decidió violar el protocolo y alterar el procedimiento que se había seguido desde hace años para otorgar la distinción.
Si bien es el Círculo la instancia única responsable de operar el reconocimiento y decidir a quien entregarlo, todos, absolutamente todos los años anteriores permitía que otras representaciones de españoles en Puebla como los Parques España y la Sociedad de Beneficencia Española de Puebla aportaran propuestas y tuvieran un papel importante en la discusión previa a la designación.
Se buscaba el consenso que este año no llegó.
En esta ocasión la decisión fue unilateral.
Ninguna de las instancias anteriores fue consultada, vamos, ni siquiera informadas de lo que se haría en este 2008.
La reacción de los miembros de las organizaciones dejadas a un lado en esta historia será la de boicotear el evento.
Sí, de plano le harán vacío al arzobispo, aún con el riesgo que implica poner en juego la mismísima salvación de su alma.
Ahora bien ¿quién fue la mente brillante que ideó y operó todo esto?
¿Qué prohombre será recordado como el miembro de la colonia española con la menor cantidad de materia gris en la historia de Puebla?
Dicen que se llama Fernando, que le dicen Fernandín (ahora entiendo todo) y se apellida Díez.
Dicen también que tiene un hermano priista, de nombre Valentín, que le reza a la competencia, es decir, al oscuro señor de las tinieblas.
Es necesario decir que Rosendo Huesca es el menos culpable de la designación.
¿A quién le dan pan que lloré?
Además ya se va, dicen que anda medio chipil y un apapacho adicional, por falso y aberrante que parezca, seguramente no le caerá nada mal.
Es más, dicen que con lo de su “nueva nacionalidad” ya practica su sesseo, además de haber solicitado un cambio en el menú de la curia.
Fabada, Paella, Callos y Cordero sustituirán a las tan socorridas Enchiladas de Obispo y al tradicional Cocol con Chocolatito endulzado con Piloncillo.
¡Olé!
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