Desde hace varios meses se ha observado que la dependencia encargada de manejar los programas sociales del Gobierno Federal estará sujeta a todo tipo de manipulaciones por parte de diversos actores políticos.
La caída de Anahí Romero Alonso como delegada, supuestamente debido a la presión del senador Rafael Moreno Valle, quien se habría aplicado a desplazar de esa posición a una operadora de su rival y detractora Ana Teresa Aranda, fue causa de muchos comentarios en medios y en mesas de café.
Los imaginarios nombramientos de diferentes personajes que “favorecían” a uno u otro aspirante a la candidatura del 2010, propiciaron que tal posición fuese vista como un termómetro de las precandidaturas, por lo que la llegada al cargo de René Lezama Aradillas presenta una situación diferente a lo que se especulaba:
¡La posición es para un calderonista puro y duro!
René Lezama pertenece a una familia emblemática del panismo más tradicional a nivel nacional, de ese que “custodió” al PAN cuando éste daba testimonio en su brega de eternidad. Héctor Lezama Surroca fue alcalde de Tehuacán de 1975 a 1978, cuando el Yunque no tenía presencia alguna en el partido, pero las familias Lezama y Calderón ya convivían en los eventos panistas.
La decisión fue oportuna e inteligente. El exalcalde y diputado con licencia conoce al PAN poblano, ha vivido los afanes del Yunque por aniquilar al Grupo Tehuacán, las presiones desde el Comité Directivo Estatal a los funcionarios emanados del partido y conoce quien es quien en el panismo local y nacional.
Sin embargo, el ahora delegado no se ha confrontado abiertamente con el Yunque ni con sus personeros, parece que puede hablar y colaborar con ellos -lo que ayuda al inicio de su gestión- pero también sabrá operar para fortalecer al presidente de la República según lo exija el entorno político.
Felipe Calderón colocó a su gente en una posición clave para influir decisivamente en la política interna de su partido en el ultra yunquista Estado de Puebla, dejando de lado las pujas de los supuestos aspirantes a la candidatura del 2010 y mostrando que será en Los Pinos donde se decidirá quien será el candidato y seguramente próximo gobernador de Puebla, sin permitir que ninguno de los aspirantes exhiba alguna supuesta influencia en la designación del responsable de los programas sociales.
TAMBORES DE GUERRA
Paralelamente llama la atención que Zeth Lima Barrientos, empleado de la Coordinación Estatal de Microrregiones en la Delegación de SEDESOL dirija una misiva al Secretario Ernesto Cordero, en la que denuncia que por instrucciones del subdelegado Jorge Gutiérrez Ramos, se entrevistó con Rafael Micalco Méndez para coordinar el trabajo del partido con los programas de la dependencia para apoyar las aspiraciones del senador Rafael Moreno Valle.
Zeth Lima no actúa sólo ni por iniciativa propia. El joven burócrata fue candidato a diputado local por el distrito XXIII con cabecera en Tetela de Ocampo, lo que deja ver su cercanía con quienes deciden en el PAN -es decir con el Yunque- y la acción que realizó, que puede costarle la chamba a menos que alguien le asegure un buen futuro, no puede tener otra finalidad que descarrilar a Moreno Valle por el muy conocido y practicado método del “estatutazo.”
Son ya constantes los comentarios entre fuentes bien informadas de lo que se discute en los mandos del Yunque, en el sentido de que se ha decidido frenar a Moreno Valle para impulsar a alguien de sus confianzas -desde luego aunque no gane- pero que les asegure el control del partido.
La acción de Lima Barrientos indudablemente va encaminada en tal dirección y muestra nítidamente los métodos usualmente empleados por la Organización para impedir el ascenso de quienes no le son incondicionales. Generar documentos, emitir testimonios, escandalosas notas de prensa, son la forma en que acostumbran manipular los estatutos para deshacerse de sus rivales.
El raspón para Micalco no es asunto menor. Para conservar el control del partido en el estado, él es sin duda sacrificable. Carece de pedigrí y su gestión se ha caracterizado por falta de liderazgo y pésimos resultados. Su caída no representa ningún problema y será la señal de que Rafa no pasará.
René Lezama llega a un campo de batalla en que los soldados -sus supuestos soldados-obedecen a jefes que nada tienen que ver con el organigrama del Gobierno Federal. A él se le toma como un mal transitorio que pronto pasará, para que quienes se asumen los dueños de la dependencia se sigan despachando con la cuchara grande alardeando que pueden dar o quitar chambas y contratos.
No faltará alguien dispuesto a obtener o a elaborar algún documento que cause escándalo y lesione al nuevo delegado. Decenas de yunquistas pululan en la delegación y asechan a quien no se pliegue a las indicaciones del Yunque, porque ha faltado una señal clara de que no son ellos quienes pueden dar o quitar las chambas, sino el presidente Calderón y quien él ha designado.
El episodio protagonizado por Zeth Lima hace evidente una vez más como opera el Yunque al interior de las dependencias gubernamentales. Recordemos la filtración -atribuida a Jorge Ocejo Moreno, entonces coordinador de asesores del Director General de PEMEX- de los documentos del caso Hildebrando, como también la de los contratos que tanto dañaron a Juan Camilo Mouriño y al presidente Calderón.
El poder presidencial les arrebató la presidencia del CEN, de manera que harán todo aquello que puedan para diluir ese poder y recuperar así eso que consideran suyo. El delegado Lezama Aradillas está colocado en medio de ese campo de batalla y no podrá sustraerse de los choques que ahí se darán.
Si cede a las presiones le fallará a su jefe y amigo, si le es leal a éste, se tendrá que enfrentar al Yunque.
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