26-04-2024 10:34:03 AM

¿Campaña mediática o mal gobierno?

El argumento que han escogido los panistas para emprender la indefendible defensa del presidente municipal de San Andrés Cholula, David Cuautli, ante la cascada de renuncias de sus principales colaboradores y las acusaciones de corrupción en su contra, no sólo resulta poco creíble sino que además, atenta en contra de la inteligencia más elemental.

Según Cuautli y sus nuevos y flamantes cómplices: Eduardo Rivera y Rafael Micalco, existe un complot mediático de dimensiones nunca antes vistas en Puebla para afectar al edil sanandreseño, una auténtica desgracia para quienes tienen la desventura de vivir en esta demarcación.

En su lógica ilógica, los defensores del ya famoso “uñas largas” declaran con una facilidad que espanta, que todos, absolutamente todos los medios de comunicación locales intentamos desprestigiar, calumniar, afectar, difamar, y desprestigiar al panista,  con algún oscuro interés.

Hágame usted el favor.

Televisión, radio, prensa escrita, portales de Internet, todos unidos en una estrategia perversa para manipular notas, dictar editoriales y sesgar columnas para “publicar mentiras” que afecten al edil.

¿Cómo la ve?

Pues ni que fuera tan importante como para ameritar semejante despliegue de tiempo y de recursos materiales y humanos.

El tema Cuautli es periodísticamente interesante porque inevitablemente nos remite a una forma de ejercer el poder característica de aquellos tiempos oscuros del partido único y que como paradoja máxima, combatió por décadas precisamente el partido político que lo llevó al poder.

Es el viejo estilo priista: intolerante, absolutista, autoritario, corrupto y sumamente ignorante, pero llevado a la práctica por quienes en el papel se venden como buenos, puros, impolutos, virginales y honestos.

Es también el viejo estilo de hacer política partidista, mediocre y convenenciera, que se muestra crítica y combativa ante las fallas y abusos de los contrincantes políticos, pero que a la vez es tibia, timorata y alcahueta con las deficiencias de “los de casa”.

Esa es la razón del seguimiento del tema: la monumental contradicción.

Nada más.

De no haber sido así, la historia de David Cuautli sería una más de las miles que existen en donde individuos más bien mediocres enloquecen cuando los azares del destino se conjugan para ponerlos en una posición de poder.

De esos que, de la nada, se convirtieron en ridículos remedos de dictadorcillos de repúblicas bananeras que piensan que a través del despotismo y el autoritarismo, se ganarán un respeto que sólo se obtiene con honestidad y eficacia en el ejercicio de gobierno.

No se confundan.

 

latempestad@statuspuebla.com.mx

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