24-04-2024 04:45:15 AM

?La familia y los derechos humanos?

Directora de Seguimiento de Recomendaciones de la CEDH

Al referirse a la familia, imaginamos a un grupo de personas que, además de estar unidas por el parentesco, se protegen y ayudan por el afecto, respeto y principios morales que recíprocamente se proporcionan por vivir circundados a un punto central común que son los padres.

Hablar de la familia es mencionar a la niñez, la mujer, los enfermos, los incapaces, los discapacitados, los ancianos; siendo de interés público la protección de todos y cada uno de los integrantes ésta, contra toda forma de prejuicio, abuso, maltrato físico o mental, descuido, atención negligente o explotación que vulneren su derechos humanos.

El Código Civil de nuestro Estado de Puebla,  en el Libro Segundo correspondiente a la Familia, menciona entre otros derechos, que: “todo individuo tiene derecho a desarrollarse y ser educado dentro de su propio ámbito familiar, bajo la custodia y cuidado conjunto de sus progenitores; los integrantes de la familia tienen derecho a que los demás miembros respeten su integridad física y psíquica, de manera que no afecte su sano desarrollo individual ni su plena incorporación al núcleo social”.

En nuestros días es vergonzoso apreciar que los valores de respeto y protección que se deben aprender dentro del seno familiar, se están perdiendo esas convicciones profundas de los seres humanos que determinan su manera de ser y orientan su conducta con el respeto profundo a su dignidad, se han deteriorado.

Los DERECHOS HUMANOS, son los atributos inherentes a la dignidad de la persona, que el Estado está en el deber de respetar, garantizar y satisfacer y la dignidad es la base esencial en la que descansa el respeto de estos derechos, deriva del adjetivo latino “dignus”, que se traduce por “valioso”; es el sentimiento que nos hace sentirnos valiosos, sin importar nuestra vida material o social. Se basa en el reconocimiento de la persona de ser merecedora de respeto, sin importar la raza, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional o social, posición económica, etc.

Al reconocer y tolerar las diferencias de cada persona y cada miembro de la familia, para que ésta se sienta digna y libre, se afirma la virtud y la propia dignidad del individuo, fundamentado en el respeto a sí mismo y a cualquier otro ser.

Y cito a la dignidad como fundamento del núcleo familiar, porque ésta es  el resultado del buen equilibrio emocional; a su vez, una persona digna puede sentirse orgullosa de las consecuencias de sus actos y de quienes se han visto afectados por ellos, refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción y ésta debe concebirse en la familia y hacerla crecer para que fructifique en hombres y mujeres sanos, honestos, con salud emocional y que pueda solidarizarse e interrelacionarse  con las personas que los rodean.

La familia, por su misma naturaleza, es sujeta de derechos, es el elemento fundacional de la sociedad humana y la fuerza más necesaria para el desarrollo pleno de la persona humana, conserva todo su valor, no obstante los cambios que durante la historia la han afectado; es más que cualquier otra realidad social, el ambiente en que el hombre puede vivir “por sí mismo” a través de la entrega sincera de sí; por esto, es una institución social que no se puede ni se debe sustituir, es: “el santuario de la vida”.

El aporte específico que el padre y la madre ofrecen, por su trabajo, a la sociedad, debe ser reconocido. Lo que la madre aporta a la familia y, por medio de ella, a la sociedad es digno de la mayor consideración y por otro lado, ha concitado la atención de algunos de los pensadores más distinguidos de nuestra época. Esta contribución específicamente maternal se constata evidentemente en el campo de la educación, de la salud, de la instrucción, de la formación religiosa y de todas las actividades que afectan al bienestar de la familia y de sus miembros; por supuesto, la insistencia en el aporte de la madre no debe eclipsar la importancia de la contribución específica del padre; ambos aportes son complementarios.

Dentro del seno familiar y bajo la protección del Estado encontramos entre otros:

El Derechos a la Integridad, Dignidad  y Preferencia; para tener una vida con calidad y calidez, al disfrute pleno sin discriminación, a una vida sin violencia; respeto a la integridad física, psicoemocional y sexual, protección contra toda forma de explotación, vivir en entornos seguros, dignos y decorosos.

Derecho a la Certeza Jurídica, esto es, que reciban el trato digno y apropiado en cualquier procedimiento judicial que los involucre, ya sea en calidad de agraviados, indiciados o sentenciados, recibir asesoría jurídica en forma gratuita, testar sin presiones ni violencia.

Derecho a la vida, libertad, salud, alimentación, educación, al trabajo, la asistencia social, a la participación, a un ambiente adecuado, entorno familiar y otro tipo de tutela.  

Concluyo diciendo, que la familia es la primera educadora de los seres humanos y su función principal es enseñar a los integrantes de la misma los valores a través del amor, comunicación y aplicando el binomio Información-Formación, para crear seres humanos valiosos, que sustenten a su vez, estructuras familiares sólidas.

“La paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia”.  Benjamín Franklin

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