Ocurrió hace unos días en la oficina del secretario de Obras Públicas del gobierno de Mario Marín.
Javier García Ramírez recibió en su despacho, luego de un sinnúmero de insistencias, al nuevo director general del diario Cambio, Ignacio Mier Velasco; y al dueño del medio, Alberto Ventosa.
Los dogeristas pidieron al funcionario apoyo económico para su periódico, a través de un convenio publicitario.
García Ramírez les señaló que la dependencia a su cargo no tiene ningún convenio con medios de comunicación, pues esa responsabilidad recae en la oficina de su tocayo Javier Sánchez Galicia.
Expuso su malestar de la permanente campaña en su contra, plagada de epítetos como “rata”, “corrupto” y la insistencia de descalificación hacia su persona.
“Anda, un convenio y le bajamos”, dijo Ventosa.
Pero si no va a ver nada, “apóyanos con obra”, agregó Nacho Mier.
Pues éntrenle a los concursos, liciten, puntualizó García Ramírez.
La plática se centró en que sin convenio publicitario u obras nada se podía hacer por su causa. “Seguiremos”, amenazó Mier.
Ventosa dejó en claro que el nuevo responsable del diario era Nacho y que él prácticamente estaba en la Ciudad de México.
Y en efecto, le siguen.
No es la primera vez que desde los medios de comunicación –directores, columnistas y periodistas- confunden la pluma con la cuchara de albañil.
Hay datos duros, sólidos, pues periodistas hasta han llevado constructores del Distrito Federal para que se les asigne obra, pues de lo contrario acusan al funcionario de incurrir en actos de corrupción cuando en realidad ejercen un vulgar chantaje.
¿ALIANZA DOGER-MONTERO?
¿De qué otra forma se podría explicar la contratación de dos ex funcionarios dogeristas en el gobierno del estado?.
Y es que todo apunta a que la “tregua” entre el secretario de Gobernación, Mario Montero Serrano; y el ex alcalde Enrique Doger Guerrero, va más allá que la no agresión mediática.
Por instrucciones de Montero, el ex contralor Eugenio Mora Salgado fue designado director administrativo del Instituto de Asistencia Pública del Estado de Puebla (IAPEP), encabezada por Víctor Gabriel Chedraui.
Y el ex jefe del Departamento de Quejas y Denuncias de la propia Contraloría, Víctor Ricardo Valladares, se loe mandaron a Leopoldo Eussa al área administrativa de la Secretaría de Salud.